El hígado es, en cierto modo, el filtro de nuestro cuerpo. Todo lo que entra, o debe salir, primero es metabolizado por él. Pero, ¿cómo saber si funciona adecuadamente o no?
Los médicos profesionales utilizan distintas herramientas. Entre estas, el examen rutinario de las “enzimas hepáticas”. Estas son enzimas producidas por nuestro hígado, cuyos valores en sangre reflejan información valiosa sobre este órgano.
La fosfatasa alcalina es una de ellas, pero descubrirás que no es exclusiva del hígado y puede elevarse en muchos otros casos. A continuación, te explicaremos todo lo que tienes que saber sobre ella.
¿Qué es la fosfatasa alcalina alta?
Generalmente, cuando los médicos o un profesional de la salud sospecha que el paciente sufre de una enfermedad relacionada al hígado, generalmente prescriben un análisis de sangre para mensurar los niveles de las llamadas “enzimas hepáticas”.
Estas son usadas para analizar el funcionamiento del hígado y de las vías biliares intrahepáticas, ya que la elevación o disminución de estas pueden reflejar ciertas enfermedades (como veremos más adelante).
Entre susodichas enzimas, tenemos a la fosfatasa alcalina (FA). Es una enzima unida a la membrana del hepatocito (las células especializadas que componen al hígado). Pero, a pesar de que generalmente se asocia al hígado, no es producida exclusivamente en este órgano.
En realidad, existen dos tipos de fosfatasa alcalina: enzimas específicas de tejidos y las isoformas de la fosfatasa alcalina no específica de tejido. Esta última, como su nombre lo indica, es específica y se produce en órganos específicos, como la placenta o la mucosa del intestino delgado.
La no específica, representa la mayoría de la fosfatasa alcalina circulante en el plasma sanguíneo. El 80% de la FA en sangre proviene del hígado, hueso y riñones. En circunstancias especiales, la FA específica se eleva y contribuyen también a su concentración en la sangre.
Por ende, es la fosfatasa alcalina no específica la que tiene valor clínico y ayuda a los médicos a orientarse hacia una patología en específico.
Nota: Es importante dejar en claro que una elevación de la FA no indica obligatoriamente una enfermedad, también es normal en procesos fisiológicos (como los mencionaremos luego).
Causas de la fosfatasa alcalina alta en la sangre
Hay muchas causas detrás de este fenómeno. Por ende, su elevación por sí sola no es indicativo de una patología en específico.
Es algo similar a la fiebre. Por sí sola, es inespecífica. Pero, cuando se acompaña de otros signos y síntomas, es más específico de algo. A continuación, mencionaremos las causas más frecuentes.
Enfermedades hepáticas
Representan la causa más común de elevación de la fosfatasa alcalina. Su elevación se debe a un daño ocurrido a nivel de los hepatocitos, lo que provoca que estos produzcan una cantidad mayor de esta enzima.
Otra causa podría ser la obstrucción biliar, también conocida como colestasis. En los hepatocitos, se produce la bilis que es llevada, mediante conductos, desde el hígado hasta el intestino delgado.
Cuando se impide el flujo de la bilis (por cualquier causa), se produce la colestasis. Bajo este contexto, la fosfatasa alcalina se encuentra elevada en casi el 100% de los pacientes.
Nota: Una enfermedad responsable de la elevación de la fosfatasa alcalina por lesión a los hepatocitos, es la hepatitis viral. No obstante, a diferencia de la obstrucción biliar, la hepatitis viral puede que no eleve la fosfatasa alcalina.
Enfermedades óseas
Un cierto número de enfermedades que alteran el metabolismo de las células del hueso, elevan directamente o indirectamente la fosfatasa alcalina. Un ejemplo común de ello son las fracturas de hueso.
Cuando ocurren estas fisuras en la integridad del hueso, las células buscan repararlo. Al acelerar su actividad, también elevan la producción de la enzima en su interior, hasta liberarla hacia el exterior, que eventualmente termina en el torrente.
Por otra parte, la acromegalia, causada por el crecimiento anormal de los huesos, es también un responsable de su elevación. Otros ejemplos incluyen a la enfermedad de Paget y diversos tipos de tumores (como veremos a continuación).
Tumores
Aquellos tumores que involucran, ya sea al hueso propiamente dicho o a la médula ósea, también son provocados por una alteración de la replicación de las células, del hueso, en las que se reproducen descontroladamente.
Este frenesí metabólico de los osteoblastos (células del hueso), generan también el ascenso de la enzima. Algunos ejemplos son: sarcomas, osteosarcomas, osteocondroma, metástasis de hueso, leucemia, mielofibrosis y mieloma.
Importante: Algunos estudios han buscado establecer la utilidad de la FA como un marcador sérico para las pruebas de detección y monitoreo de este tipo de tumores, particularmente para los sarcomas. Su sensibilidad se asemeja a la de otros marcadores, como el antígeno carcinoembrionario (usado para detectar tumores de pulmón). (1)
Afecciones cardíacas
Entender la asociación entre la fosfatasa alcalina y las enfermedades cardiovasculares, requiere primero explicar la aterosclerosis, una de las enfermedades cardiovasculares más frecuentes hoy en día.
La aterosclerosis es el endurecimiento de las arterias con el paso del tiempo. El proceso por el cual ocurre es largo y complejo, pero consiste en una inflamación prolongada donde se deposita grasa, cristales de calcio y residuos celulares muertos en el espesor de las paredes de la arteria.
También se ha observado que existe una relación entre la FA sérica y los niveles de la proteína C reactiva, un marcador utilizado para determinar los niveles de inflamación del cuerpo de la persona y, por ende, su proclividad a enfermedades cardiovasculares o metabólicas.
Nota: Se han observado en estudios que existe una relación entre la FA y el riesgo de mortalidad en pacientes con enfermedad renal crónica (ERC) bajo hemodiálisis. (2)
La ERC pueden causar o son causadas por enfermedades cardiovasculares, por lo que su relación con los niveles séricos de esta enzima merece la pena ser mencionada acá, posiblemente debido a un aumento de la producción de los distintos tipos de FA.
Crecimiento de los huesos
Habíamos mencionado anteriormente, que la fosfatasa alcalina se puede producir en el hueso y también que en ciertos casos, la elevación de esta enzima corresponde a un evento fisiológico.
Durante las dos primeras décadas de vida, el crecimiento y desarrollo del hueso conduce a niveles elevados de esta enzima. A partir de los 15 años, sus niveles en la sangre comienzan a disminuir.
¿Por qué ocurre esto? Porque la fosfatasa alcalina se ve involucrada en la mineralización del hueso, es decir, el proceso de solidificación de los materiales de los cuales está compuesto el hueso.
Fármacos
Ciertos medicamentos son capaces de inducir un aumento transitorio de las enzimas hepáticas, tales como la gamma glutamil transferasa, alanina transferasa, aspartato aminotransferasa y, por supuesto, la fosfatasa alcalina.
Esto se debe a un proceso llamado inducción de las enzimas hepáticas, que es una respuesta fisiológica del hígado frente a la entrada de sustancias, tales como los fármacos, para lograr su metabolización. Algunos ejemplos son los antibióticos, estatinas y antiepilépticos.
Importante: Ciertos fármacos también pueden generar una reacción adversa en el hígado, lo que es conocido como hepatotoxicidad. Cuando esto ocurre, se produce una elevación de las enzimas hepáticas más la aparición de otros síntomas relacionados.
Embarazo
La placenta es otro tejido donde se produce una isoforma específica de la enzima. Por ende, la mujer embarazada presentará niveles elevados de la enzima, incluso a niveles donde sean anormales en una mujer no embarazada.
En tal sentido, la elevación se hace más notable en el último trimestre de gestación. Además de la elevación del FA de la placenta, también ocurre una elevación de la FA ósea, incluso hasta seis semanas después del parto.
Nota: Los exámenes rutinarios que un médico debe hacer a su paciente embarazada, debe incluir también evaluación de las enzimas hepáticas.
Déficit de vitamina D
Como habíamos mencionado, la medición de la fosfatasa alcalina es un parámetro muy útil para los clínicos si se sospecha de alguna enfermedad o alteración que involucre los huesos.
El raquitismo y la osteomalacia, en los niños y adultos respectivamente, pueden presentar niveles muy elevados de la FA ósea e hipofosfatemia (niveles bajos de fosfatos en sangre).
En el raquitismo, ocurre una formación inadecuada del hueso y en la osteomalacia, ocurre un debilitamiento del hueso que lo vuelve blando y, por ende, susceptible a fracturas y lesiones.
Pero, ¿por qué? Recordemos que la FA se ve involucrada en el proceso que convierte el tejido óseo inmaduro (tejido osteoide) en un hueso robusto y macizo, mediante la incorporación de cristales de calcio.
Existen varios factores que determinan los niveles de calcio en la sangre, pero uno de los principales es la vitamina D. Cuando se encuentra disminuida (generalmente por déficit de esta en la dieta), los niveles de calcio circulantes se ven reducidos.
Importante: Si no hay suficiente calcio, el cuerpo es incapaz de incorporar suficiente en los huesos para mantenerlos robustos y sanos. Como respuesta secundaria, también se produce elevación de la FA ósea.
Alcoholismo
El alcoholismo crónico puede llevar a la hepatitis alcohólica, que a su vez continúa siendo una de las principales causas de cirrosis a nivel mundial. Las estadísticas muestran que una hepatitis alcohólica aguda puede tener un 50% de mortalidad. (2)
El alcohol es tóxico para nuestro hígado, particularmente por un componente en específico: el etanol. El etanol es metabolizado en su totalidad por el hígado. En concentraciones bajas o moderadas, su daño es insignificante.
Pero, su consumo exagerado y prolongado a lo largo de los años, produce un daño irreparable que, incluso con las capacidades regenerativas del hígado, puede tener efectos mortíferos.
El hígado, lesionado, compensa esto al incrementar su función. Lo que, a su vez, implica la elevación de múltiples enzimas hepáticas, como la alanina aminotransferasa o la FA.
Síntomas de la fosfatasa alcalina alta
Una FA elevada no siempre corresponde a la aparición de una enfermedad y, por ende, no existen síntomas (como ocurre en niños en crecimiento o embarazadas). Por otra parte, cuando sus valores aumentan y hay síntomas, es indicativo de una patología.
A continuación, mencionaremos algunos de los síntomas más frecuentes que acompañan a su aumento en sangre.
Cansancio y debilidad
Muchas enfermedades generan un estado de malestar general, caracterizado por debilidad y una fatiga prolongada, no importa si la persona ha realizado actividad física o no.
Un ejemplo de ello es la hepatitis alcohólica, donde el cansancio es uno de sus síntomas inespecíficos. Tumores de hueso malignos también pueden generar cansancio, pérdida de peso y mucho más.
Náuseas y vómitos
Debido a la diversidad de órganos alojados en el interior de nuestro abdomen, síntomas gastrointestinales, como las náuseas, no son específicos a algo.
En el contexto de una FA elevada, tal vez pueda deberse a una de sus principales causas: obstrucción biliar. Generalmente, viene acompañado de dolor abdominal en la parte superior izquierda, ictericia, fiebre, orina oscura y otros síntomas más.
Problemas en los huesos
Las enfermedades que afectan el hueso, directa o indirectamente, se relacionan estrechamente con los niveles de FA ósea circulantes. Por ejemplo, en el raquitismo, la epífisis (los extremos del hueso) no se relacionan adecuadamente, ni existe un crecimiento longitudinal de estos.
En el adulto, la osteomalacia se presenta con dolores de hueso y una fragilidad excesiva. Los dolores de hueso son también comunes en tumores óseos.
Orina oscura y heces claras
Los cambios de coloración de la orina y las heces no tienen que ver con los niveles de FA. Por el contrario, tienen que ver con la causa inicial de FA, que es el daño hepático, porque este órgano es el responsable de la conjugación de la bilirrubina.
La bilirrubina es el desecho resultante de los glóbulos rojos, que han cumplido su tiempo de vida. Este desecho es transportado al hígado, donde es metabolizado. Luego, es transportado al intestino, donde pasa a las heces o la orina.
Los metabolitos derivados de la bilirrubina, son quienes le dan ese matiz amarillento a la orina, respectivamente. Cuando ocurre un daño hepático, se produce un aumento de un tipo de bilirrubina y, consecuentemente, un oscurecimiento de la orina.
Inversamente, en un daño hepático, se produce un aclaramiento del color de las heces, porque el metabolito derivado de la bilirrubina que va a las heces se ve reducido.
Inapetencia
Es común no tener hambre en lo absoluto cuando nos encontramos enfermos. Incluso un ligero resfriado es capaz de robar el apetito a la mayoría de las personas.
Por ende, una hepatitis viral, alcohólica, la obstrucción biliar y otras enfermedades del hígado, son capaces de disminuir el apetito de la persona. Si se prolonga, la persona puede perder peso como consecuencia directa.
Dolor articular
El dolor articular es común en infecciones, también puede ocurrir en enfermedades del hueso, como la enfermedad de Paget (causante también de una FA elevada) o tumores óseos, o debilitamiento de estos (como ocurre en el raquitismo).
Fiebre
La elevación de la temperatura corporal es una respuesta común hacia muchas condiciones, ya sea por causas directas o indirectas, por lo que es considerado como un síntoma inespecífico.
Nota: Un buen número de enfermedades pueden causar fiebre: infecciones de todo tipo, obstrucción biliar, hepatitis alcohólica aguda, tumores, mononucleosis y mucho más.
Ictericia
La ictericia es la coloración amarilla de distintas partes del cuerpo, como la esclera, piel y otras membranas mucosas. Se produce por aumento de los niveles de la bilirrubina, por que generalmente se asocian a enfermedades hepáticas o biliares, aunque no se encuentra limitado a estos.
¿Cómo bajar los niveles de fosfatasa alcalina alta?
Tratar la fosfatasa alcalina por sí sola, no es una solución muy efectiva, ya que generalmente esta es una respuesta a algo y no el problema en sí (lo mismo ocurre con la fiebre).
Por ende, recomendamos acudir a un profesional de la salud para que te proporcione un diagnóstico acertado y soluciones eficaces, como algunas que mencionaremos justo adelante.
Medicamentos recetados
Si el paciente requiere medicamentos para tratar la causa subyacente, estos podrían reducir los niveles de FA. Por ejemplo, pacientes con obstrucción biliar por cálculos en el conducto biliar generalmente requieren cirugía, pero hay quienes optan por fármacos para disolver los cálculos.
Ejemplos de estos medicamentos, son la colestiramina (nombre comercial, Questran) o el colestipol, quienes buscan reducir los niveles de colesterol en sangre para disminuir la obstrucción.
Suplementos de vitamina D
En caso que la FA elevada sea por enfermedades óseas, derivadas de un déficit dietético de vitamina D, la ingesta de suplementos se recomienda o un mayor consumo de alimentos con esta vitamina D.
Nota: La vitamina D ayudará a aumentar los niveles séricos de calcio, lo que a su vez disminuye la FA y fortalecerá los huesos.
Alimentación equilibrada
La dieta es la piedra angular de una vida saludable. Sin una dieta propicia, todo lo demás vendrá abajo eventualmente. Consumir minerales, vitaminas, antioxidantes y la cantidad adecuada de calorías es una de las clave para eso.
Nota: Se recomienda consumir vegetales frescos, legumbres, grasas saludables, disminuir el consumo de alimentos altamente procesados e ingerir más líquidos.
Actividad física
Tu cuerpo necesita moverse, no sólo para quemar esas calorías, sino también para acelerar su metabolismo, estabilizar tu ritmo cardíaco y presión arterial, facilitar la digestión y mantener tu estado de ánimo.
Incluso una caminata ligera, puede reducir el riesgo a enfermedades cardiovasculares y metabólicas, también fortalece los huesos y reduce las probabilidades de padecer condiciones mentales, como la depresión.
Tomar sol
Si padeces de un déficit de vitamina D, los alimentos no son una fuente exclusiva de este. En realidad, tu cuerpo es capaz de producir vitamina D por sí sola, pero esta es metabólicamente inactiva. Necesita la ayuda de los rayos UV del sol.
Sí, los rayos UV son absorbidos en nuestra piel, desencadenando una serie de reacciones bioquímicas, que transforman la vitamina D3, o colecalciferol, a otro metabolito que viaja al riñón, donde finalmente pasa a ser el calcitriol, la forma funcional de la vitamina D.
Reducción del uso de medicamentos que elevan los niveles
Todo consumo de fármaco, puede causar una elevación temporal de las enzimas hepáticas, sin generar efecto adverso alguno o persistente. Una vez que la persona cese el tratamiento (como en el caso de los antibióticos), estos valores disminuyen.
No obstante, si el fármaco produce otros síntomas (como dolor abdominal, fiebre o ictericia), inmediatamente tras haber sido administrados, recomendamos dirigirte a un médico profesional, ya que será él o ella quien te indicará si debes dejar de tomar el medicamento o reemplazarlo con otro.
Conclusiones Claves
- La fosfatasa alcalina (FA) es una enzima de las células que componen el hígado, pero puede ser producida en otros órganos.
- El aumento de sus niveles puede deberse a enfermedades hepáticas, óseas, afecciones cardíacas, tumores, embarazo o fármacos.
- Se presentan síntomas como cansancio, debilidad, fiebre, problemas en los huesos, dolor articular e ictericia.
- El médico especialista realizará el diagnóstico y tratamiento adecuado, que puede incluir medicamentos, vitamina D y hábitos saludables.
