Sistema nervioso simpático: qué es, estructura y funciones

Tabla de contenido

¿Te has preguntado alguna vez que parte de nuestro sistema nervioso actúa cuando nos encontramos en una situación de riesgo inminente?

Nuestro sistema nervioso es tan extenso y profundo que posee múltiples divisiones. Entre ellas, el sistema nervioso autónomo, encargado de las estructuras involuntarias como el corazón, músculo liso y glándulas.

Por ello también se le conoce como sistema nervioso involuntario, y puede dividirse en: el sistema simpático y el sistema parasimpático.

A continuación, te explicamos detalladamente el sistema simpático, sus componentes y funciones.

¿Qué es el sistema nervioso simpático?

El sistema nervioso simpático es una de las divisiones del sistema nervioso autónomo. Es el encargado de preparar y movilizar al organismo en situaciones de emergencia, de ejercicio, miedo o ira.

Ambos poseen diferentes fibras nerviosas aferentes y eferentes. Las fibras nerviosas aferentes transmiten los estímulos nerviosos desde una parte del cuerpo al sistema nervioso central. Las eferentes desde el sistema nervioso al órgano efector.

El sistema simpático y el sistema parasimpático son antagonistas fisiológicos. Es decir, originan reacciones opuestas en la mayoría de los órganos.

Sin embargo, ambos sistemas trabajan sinérgicamente, contribuyendo a mantener el medio interno de nuestro cuerpo en equilibrio.

Estructura del sistema nervioso simpático

Las vías efectoras del sistema simpático y sistema parasimpático están constituidas generalmente por una cadena de dos neuronas, son las preganglionares y posganglionares.

La comunicación de las neuronas con otras neuronas del sistema nervioso autónomo se realiza mediante la sinapsis, que se localiza en las estructuras periféricas denominadas ganglios autónomos.

El ganglio en su interior contiene los axones terminales de las neuronas preganglionares y los cuerpos celulares, y las dendritas de las neuronas posganglionares, como explicamos a continuación.

Neuronas preganglionares

Las neuronas preganglionares se originan en la parte torácica y lumbar de la médula espinal, en una región de sustancia gris denominada asta lateral.

Las neuronas preganglionares se dirigen desde la médula espinal hasta los ganglios autónomos y son mielínicas. La mielina es una envoltura proteica que recubre las terminaciones nerviosas y hace más rápido el impulso nervioso.

Neuronas posganglionares

Las neuronas posganglionares son las que se dirigen desde los ganglios autónomos hacia los órganos efectores, y presentan fibras posganglionares amielínicas, es decir, que no poseen mielina, conduciendo el impulso de forma distinta.

El sistema simpático presenta fibras posganglionares largas, esto se debe a que los ganglios del sistema simpático se sitúan en la cercanía de la médula espinal. Por ello el recorrido hasta el órgano diana es más largo.

Recorrido del sistema nervioso simpático

En la división del sistema nervioso autónomo, la mayor de las dos partes, es el sistema simpático, distribuyendo ampliamente a lo largo del cuerpo.

El sistema nervioso simpático está integrado por una vía eferente que nace de la médula espinal, dos troncos simpáticos ganglionares, plexos nerviosos y ganglios.

A continuación, te detallaremos su distribución a lo largo de nuestro cuerpo.

Zona de salida

Los cuerpos de las neuronas simpáticas se encuentran en las astas laterales de la médula espinal, y van desde el primer segmento torácico hasta el segmento lumbar de la médula espinal del cuerpo humano.

Es quiere decir, que, el cuerpo de la neurona se localiza dentro del sistema nervioso central.

Los axones mielínicos de estas neuronas son los que salen de la médula espinal por medio de las raíces nerviosas anteriores, en dirección a los ganglios pertenecientes a la cadena ganglionar simpática.

La fibra preganglionar alcanza el ganglio en el tronco simpático, distribuyendose en dirección céfalo-caudal, es decir, de arriba hacia abajo en el cuerpo.

Zona simpático cervical

Las fibras nerviosas posganglionares simpáticas pasan a través de las ramas comunicantes grises para unirse a los 8 nervios raquídeos cervicales.

La cadena de ganglios del tronco simpático cervical se localiza a cada lado de la columna cervical, integrada por 3 ganglios: el ganglio superior, el ganglio medio (inconstante), y el ganglio inferior o ganglio estrellado.

En cuanto a su función, los nervios simpáticos se dirigen a órganos diana dentro de la cabeza. Por ejemplo, la glándula pineal, el plexo coroideo, los ojos, las glándulas lacrimales, las glándulas salivales y la glándula tiroides.

Zona cardíaca superior

De la cadena ganglionar torácica, se desprenden una serie de nervios llamados esplácnicos cardiopulmonares.

Los nervios que se dirigen al corazón se entremezclan con las fibras del nervio vago. Juntos, forman dos plexos nerviosos: el plexo cardíaco superficial (por delante) y el profundo (por detrás).

De igual manera, el simpático y el nervio vago se unen, formando un plexo pulmonar anterior y posterior. También se encuentran en estrecha relación con el plexo cardíaco y las fibras parasimpáticas.

Por ende, cualquier estimulación de la función respiratoria también aumenta la función cardíaca.

Zona simpática torácica

La cadena simpática se extiende a lo largo de la caja torácica. Son en total 10 a 12 ganglios que parten desde la entrada o inicio del tórax hasta los pilares del diafragma.

Son en número de dos (izquierda y derecha) y se localizan a cada lado de la columna vertebral.

El primer ganglio nervioso torácico se fusiona con frecuencia con el último cervical formando el ganglio cervicotorácico (ganglio estrellado).

Proporcionan nervios que se dirigen al dorso del tórax, controlando los vasos sanguíneos superficiales, los músculos de la piloerección y glándulas sudoríparas.

En cuanto a las funciones de este sistema, se encarga de las extremidades superiores, vísceras del tórax y las fibras que forman parte del plexo celíaco, cuyos nervios se distribuyen en la cavidad abdominal.

Zona lumbar

El sistema simpático actúa sobre las vísceras de la región abdominal mediante los nervios esplácnicos abdominopélvicos y la cadena ganglionar prevertebral y paravertebral.

En la región abdominal, estos son los nervios esplácnico mayor, menor e inferior. Junto al nervio vago (el sistema parasimpático), forman el plexo celíaco o solar.

De este último, derivan el plexo aórtico, el plexo mesentérico superior e inferior, el plexo hepático, el plexo suprarrenal y otros más.

Así pues, este sistema simpático actúa sobre al hígado, bazo, la porción inferior del esófago, estómago, el páncreas, el riñón, las glándulas suprarrenales, el intestino delgado y parte del intestino grueso.

Zona pélvica

Las vísceras pélvicas se ven inervadas por nervios del sistema simpático, el sistema parasimpático y nervios somáticos encargados de transmitir estímulos y enviar respuestas.

Juntos, forman el plexo hipogástrico inferior. Es un entramado de nervios, localizados a ambos lados del cuerpo. En el hombre, se localizan a los lados del recto. En las mujeres, a los lados del recto y la vagina.

Las fibras nerviosas de este sistema controlan la función del colon descendente, el colon sigmoide, el recto, las glándulas sudoríparas de la región pélvica, la vejiga, las gónadas y los genitales externos.

Cualquier lesión en este punto puede originar disfunción urinaria (como la incontinencia).

Funciones del sistema nervioso simpático

La integración de los componentes del sistema nervioso autónomo, es decir, el sistema nervioso simpático, el sistema parasimpático y el entérico, controlan casi todos los órganos de nuestro cuerpo.

Las funciones del sistema nervioso autónomo no pueden ser controladas. No podemos controlar la dilatación de nuestra pupila, ni los latidos del corazón cuando experimentamos miedo.

Las funciones que cumplen las fibras del sistema simpático son múltiples. No obstante, te presentamos sus funciones más conocidas.

Aumenta el ritmo cardíaco

Las fibras del simpático forman un entramado de nervios conocidos como el plexo cardíaco.

En momentos de estrés, miedo, angustia o durante una actividad física, las fibras del sistema simpático envían estímulos hacia las fibras cardíacas. Esta señal se transforma, a su vez, en un estímulo eléctrico que aumenta la actividad del corazón.

Las fibras del corazón se contraen con mayor fuerza, bombeando sangre a la circulación con mayor fuerza y rapidez.

Favorece la liberación de adrenalina y noradrenalina

La adrenalina y noradrenalina son catecolaminas. Son sustancias producidas en las glándulas suprarrenales (principalmente), hipófisis, y otros tejidos del cuerpo por factores estresantes.

Ambos son los principales neurotransmisores liberados por las fibras posganglionares del simpático. Al momento de ser secretadas, son reconocidas por las membranas de distintos tejidos.

En otras palabras, los efectos del sistema simpático en nuestro cuerpo son mediados por estas dos sustancias.

La adrenalina estimula la función cardíaca, la circulación, el transporte de oxígeno y glucosa a los tejidos, especialmente al músculo, corazón y cerebro.

También modifica la absorción de sodio en el riñón, disminuyendo la excreción de este metabolito.

Cuando el riñón reabsorbe el sodio que filtra, también se reabsorbe el agua. Esto mantiene elevado el volumen sanguíneo y, por extensión, la presión arterial.

Dilata las pupilas

En el globo ocular se encuentran una serie de músculos que regulan el diámetro de tu pupila, son los llamados músculos ciliares.

Estos son controlados por fibras nerviosas procedentes del simpático. Los estímulos luminosos intensos contraen nuestra pupila y, al encontrarnos en la oscuridad, se dilatan.

También cuando observamos algo que nos gusta (comida, una persona u objeto), nuestras pupilas dilatan. Esto se debe porque la oxitocina induce la liberación de la adrenalina.

También el consumo excesivo de alcohol o narcóticos dilata la pupila.

Aumenta la respiración

La frecuencia y la profundidad de las respiraciones aumentan bajo situaciones de estrés. Esto se debe porque los nervios simpáticos estimulan al nervio frénico que se dirige al diafragma.

El diafragma es un músculo que separa las vísceras abdominales de las torácicas. Además, es el principal músculo de la respiración. Al tomar aire, el diafragma desciende. Cuando expulsamos el aire, el músculo asciende.

Cuando nos ejercitamos o nos encontramos en una situación estresante, las fibras nerviosas del simpático estimulan al diafragma para que se contraiga y relaje con mayor rapidez y fuerza, aumentando la frecuencia respiratoria.

También causan una broncodilatación, permitiendo que una mayor cantidad de aire pase a los pulmones.

Limita las funciones innecesarias

Cuando nuestro cuerpo se prepara para enfrentar al estímulo estresante, se inhiben ciertas funciones, favoreciendo otros.

¿Cómo funciona? Como ya hemos explicado, el sistema simpático regula estrictamente la circulación sanguínea y, por ende, el transporte de oxígeno y metabolitos.

Durante el ejercicio o confrontados por un peligro, las arterias que brindan sangre al riñón, hígado y el aparato gastrointestinal se contraen, reduciendo el flujo sanguíneo.

Estos tejidos reciben entonces solo la cantidad mínima necesaria para que trabajen y no entren en un estado de hipoxia.

El vaciamiento gástrico y la motilidad gastrointestinal disminuyen. También la cantidad de sangre filtrada por riñones disminuye y, por ende, el deseo de orinar.

Por otro lado, el metabolismo del músculo, cerebro y corazón se elevan exponencialmente. Este conjunto de acciones ocurre para llevar a cabo la utilización eficaz de las reservas calóricas de nuestro cuerpo.

Incrementa la liberación de glucosa

Por razones evolutivas, el cuerpo generalmente busca almacenar la mayor cantidad posible de energía. La glucosa es metabolizada al glucógeno, que es almacenado en el músculo.

En situaciones de estrés, el simpático inhibe la glucogenogénesis, la formación de glucógeno, y estimula la glucogenólisis, que es la liberación de glucosa a partir de glucógeno.

También estimula, en el hígado, la glucogénesis, que es la producción de más glucosa a partir de otros metabolitos.

La glucosa es el principal combustible del cuerpo. Puede ser creado y utilizado rápidamente, lo que lo convierte en una efectiva fuente de energía para los músculos, cerebro y corazón.

Contrae los esfínteres

Un esfínter es una agrupación de fibras musculares que se organizan en forma de anillo. Actúan como compuertas que regulan el paso de sustancias líquidas o sólidas dentro de nuestro cuerpo.

Un ejemplo es el esfínter que regula el paso del bolo alimenticio del estómago al intestino. En la vejiga existen esfínteres que permiten o impiden el paso de la orina.

La estimulación de las fibras del sistema simpático actúa sobre susodichos esfínteres y los contrae.

De este modo, el paso de los alimentos al intestino disminuye, así como el de la orina desde la vejiga a la uretra.

Participa en las relaciones sexuales

Las respuestas fisiológicas a los estímulos sexuales (ya sean audiovisuales o físicos) son mediadas gracias al sistema nervioso autónomo (involuntario) y la inervación somática (voluntaria).

Las fibras nerviosas simpáticas preganglionares emergen de los segmentos torácicos inferiores y lumbares de la médula espinal.

En estado de reposo (es decir, sin estimulación sexual), el sistema simpático mantiene a los vasos sanguíneos de los genitales parcialmente contraídos. Esto reduce el flujo sanguíneo hacia ellos.

Cuando ocurre la estimulación, el sistema simpático se inhibe y actúa el sistema parasimpático, que dilata los vasos sanguíneos, aumenta la circulación a los genitales y ocurre la erección (ya sea del pene o del clítoris).

De este modo, el simpático no es un efector de las funciones sexuales, sino un inhibidor.

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Enmanuel Da Silva

Enmanuel Da Silva

Estudiante de 3er año de Medicina. Escritor desde hace 2 años. Interesado en neuroanatomía, neurología, neuropsicología, psicología y psicología del aprendizaje.