El sexo anal es una práctica sexual tan normal como cualquier otra, practicada por muchos, como una alternativa al sexo vaginal o para complementer este último durante el acto sexual.
Sin embargo, es importante que tanto tú y tu pareja conozcan ciertos detalles antes de proceder a la práctica, puesto que, debido a la naturaleza anatómica del ano, se necesitan cumplir ciertas acciones con antelación.
En este artículo, te brindaremos algunas sugerencias, precaución e información de interés que debes saber sobre el sexo anal, indiferentemente de la orientación sexual de los participantes.
¿Qué es el sexo anal?
El sexo anal es una práctica sexual que ha existido desde tiempos inmemorables. No obstante, en el pasado, la práctica del sexo anal no era abiertamente aceptada por la sociedad, llegando incluso a ser considerada un acto penable.
Afortunadamente, los tiempos han cambiado. Una porción significativa de países han modificado sus leyes, las personas se han vuelto más abiertas sobre esta práctica sexual, tan natural como cualquier otra.
En este sentido, en el Reino Unido muchas encuestas demuestran, que el número de personas que afirman practicar el sexo anal ha incrementado a lo largo de los años, especialmente en adultos jóvenes y personas de edad media.
La educadora sexual Alicia Sinclair afirma que la aceptación del sexo anal y su incorporación en la vida sexual de muchas más parejas heterosexuales, se deba a que cada vez más y más personas se sienten más cómodas con su sexualidad en general.
Sin embargo, a diferencia del sexo vaginal, el sexo anal requiere de preparativos previos, para evitar lesiones, infecciones o cualquier otro problema que pueda surgir.
Se recomienda aplicar medidas de seguridad e higiénicas previamente.
Recomendaciones para un sexo anal seguro
Muchos de los estigmas asociados asociados al sexo anal, parten del hecho que no es una zona que se se lubrique por si misma de manera natural, además de que el recto es el sitio de salida de los desechos del cuerpo.
Sin embargo, es una práctica placentera que realizan parejas tanto homosexuales como heterosexuales, así mismo la clave para obtener placer en el máximo nivel radica en la práctica de sexo anal de manera segura.
A continuacion, te mostraremos una serie de recomendaciones para el disfrute del sexo anal, de manera que sea agradable para ambos, recordando siempre que la salud sexual debe ser el pilar en toda práctica sexual.
Realizarlo bajo consentimiento mutuo
Es imprescindible la comunicación en una relación. El ámbito sexual no es una excepción al caso. Si deseas practicar el sexo anal con tu pareja, es importante iniciar el tópico con anterioridad, evitando así malentendidos.
Al hablar con tu pareja, expresa tus deseos y recomendaciones, pero también debes escuchar y respetar la opinión de la otra persona, ya que el consentimiento es importante para mantener una vida sexual saludable.
Es importante establecer confianza mutua, roles, palabras clave que le indiquen a la otra persona cuando parar o continuar, pero a una menor intensidad y establecer límites.
Mantener una higiene íntima adecuada
Mantener una buena higiene anal es importante, la región perianal es asiento a un número de bacterias, tales como Prevotella y Bacteroides. Se recomienda lavar la zona perianal antes y después de iniciar el sexo anal.
Es importante tener en cuenta que jamás se debe iniciar penetración vaginal justo después de haber practicado el sexo anal, ambas partes deben realizar una limpieza de sus genitales antes de realizar el cambio. Si tú o tu pareja usaron un preservativo, tampoco debe ser utilizado si se desea practicar el sexo vaginal.
Utilizar preservativos siempre
Aunque la práctica higiénica ayuda a reducir significativamente el riesgo a infecciones del tracto urinario, se recomienda también el uso de preservativos. Ellos actúan como barreras físicas, protegiendo a ambas partes.
Una persona sexualmente activa que practique el sexo anal con diferentes parejas, debe utilizar preservativos acompañado siempre del uso de otras medidas higiénicas, para lograr el mayor confort y disfrute de ambas partes.
Utilizar lubricantes hidrosolubles
No todos los lubricantes son adecuados para utilizarse. Algunos pueden crear reacciones alérgicas, generando inflamación, molestia y ardor. Se encuentran compuestos por ésteres de celulosa y glicerina, permitiendo que el tejido retenga la humedad.
A diferencia de los lubricantes liposolubles, los hidrosolubles no aumentan el riesgo de que el preservativo se rompa durante el acto sexual, porque su composición no interfiere con el látex del preservativo.
Estimular la zona previamente
Estimular la zona es un paso imperante. El foreplay (o juego previo) permite que la musculatura del recto, tal como el esfínter del ano, puede relajarse, facilitando la penetración. Sin embargo, si no existe una suficiente estimulación sexual, la penetración será dolorosa.
Recuerda que, a diferencia de la vagina, el recto carece de glándulas secretoras de lubricantes. Por consiguiente, se necesita de la estimulación y lubricación.
Iniciar despacio para relajar la zona
Luego de la lubricación y estimulación previa, la penetración debe hacerse lentamente al principio. El recto es más estrecho que la vagina, requiriendo mayor cuidado.
La comunicación es indispensable en el sexo anal. Nunca dudes en preguntar a tu pareja si le duele y si desea continuar el acto sexual. Bajo ninguna circunstancia, no se debe penetrar forzosamente a la pareja durante los primeros momentos del sexo anal.
Evitar los movimientos violentos
Los movimientos bruscos, ya sea al inicio o fin de la penetración o durante los cambios de posición, pueden lesionar la mucosa rectal.
Cuando se lesiona, genera dolor, molestia e incomodidad a la persona siendo penetrada. Además, actúa como una puerta de entrada a microorganismos, posiblemente causando una infección.
Como siempre, recomendamos iniciar de manera lenta la penetración, mantener la comunicación durante el acto sexual y educarse previamente sobre lo que se debe y no se debe hacer.
Utilizar juguetes sexuales
La utilización de juguetes sexuales es altamente recomendada, ya que la parte previa al sexo anal es incluso más importante que la culminación, para que sea agradable en ambas partes.
Además, para los principiantes en el sexo anal los juguetes sexuales ayudan a dilatar de manera lenta y placentera el ano, perdiendo el miedo y aumentando la relajación la cual es esencial para el disfrute.
También se pueden utilizar en solitario, explorando tu propio cuerpo, para saber si te gusta o no, además de adquirir más confianza. Para aquellos más experimentados, los ayuda a seguir experimentando e incrementando su placer en esta práctica.
Existe una gran variedad, desde las bolas anales, vibradores, estimuladores del punto G, juguetes de doble penetración y muchos más. Todo depende de la curiosidad y deseo de los participantes a experimentar y alcanzar el máximo placer.
Problemas asociados al sexo anal
El sexo anal, puede traer consigo ciertos problemas asociados, debidos a la incorrecta práctica del mismo. A continuación destallaremos aquellos inconvenientes más comunes después de realizar el acto sexual anal.
Desgarros o fisuras
La fisura anal se define como el desgarro lineal de la piel que recubre el conducto anal, comúnmente dolorosa y varía en cuanto a su forma que suele ser elíptica, como en su longitud.
La extensión de la fisura es en general por debajo de la línea perianal hasta los bordes del ano, su causa es multifactorial y afecta por igual a hombres como a mujeres.
En la mayoría de los casos, es debida a pequeños traumatismos provocados por el paso de las heces duras y voluminosas asociadas al estreñimiento, ya sea agudo o crónico.
De manera menos frecuente, pero probable, están las fisuras o desgarros producidos a causa de la penetración anal, durante el acto sexual. Generalmente están asociadas a una mala lubricación de la zona, sin la debida dilatación previa.
Los síntomas más frecuentes son el dolor al defecar y sangre en el papel higiénico al momento de limpiar el ano. Estas fisuras anales pueden curarse de manera rápida, o prolongarse de forma crónica, por lo tanto, se recomienda asistir a su médico de cabecera.
Hemorragias
La hemorragia rectal es aquella donde hay salida de sangre por el ano, esta puede ser descubierta al ver la mancha de sangre en el papel higiénico al momento de limpiarse la zona, o al ver las gotas de sangre en el inodoro, generalmente luego de defecar.
Las hemorragias causadas por el sexo anal se pueden deber a fisura o desagarro de la mucosa anal, provocada por una mala lubricación acompañada de movimientos excesivamente bruscos, en el momento del coito anal.
El color de la sangre es muy importante para distinguir el posible origen de la misma. Varía desde sangre de color rojo vivo, cuyo origen probable sea del recto o la parte inferior del colon.
Por otro lado, el color rojo oscuro suele indicar que proviene del colon o del intestino delgado. Es común que las hemorragias rectales ocurran por hemorroides, son venas que se inflaman en el recto o en el ano, siendo internas y externas respectivamente.
La hemorroides se desarrollan por estreñimiento crónico, embarazos, levantar mucho peso, o por la penetración anal.
Enfermedades de transmisión sexual
Las infecciones de transmisión sexual se pueden transmitir durante la práctica de cualquier contacto sexual, ya sea sexo vaginal, anal u oral.
En este sentido, las relaciones sexuales anales son la práctica sexual de mayor riesgo en cuanto a la transmisión del VIH para hombres y mujeres, puesto que suelen no usar preservativo por diversos mitos o creencias.
Entre estos, está el mito de que el sexo anal sin condón es menos doloroso, o de que no se pueden contraer enfermedades de transmisión sexual, lo cual es falso. Una buena lubricación y estimulación es la clave para una penetración satisfactoria.
Por lo tanto, la práctica sexual sin el uso del preservativo es riesgosa y contraproducente para la pareja que este practicando el coito anal, ya que durante éste pueden existir heridas microscópicas, potenciales vías de entrada del VIH.
Entre los potenciales riesgos para contraer enfermedades como hepatisti B, sífilis o virus del papiloma humano, está el tener relaciones sexuales sin preservativo, múltiples parejas sexuales o parejas anónimas.
Infecciones
De la misma manera como pueden ocurrir infecciones de transmisión sexual, se puede contraer otro tipo de infección pero en este ámbito aquellas relacionadas al intercambio de posiciones del sexo anal al vaginal.
El recto contiene muchas bacterias que pueden ser perjudiciales para la salud, un ejemplo de esto es la infección por la E. Coli uropatógena, una cepa de la bacteria capaz de causar infección urinaria. Otro ejemplo es el virus de la Hepatitis B.
En el acto sexual anal en el cual no se cambie el preservativo o limpie debidamente el pene o juguete sexual, se puede transmitir bacterias del ano al conducto vaginal, ocasionando infecciones.
Esto es debido a que el recto actúa como reservorio fecal de la E. coli, por lo tanto, para evitar la transmisión de infecciones se recomienda, cambiar de preservativo cada vez que se entre a un orificio diferente, o en su defecto limpiar el pene con jabón.
Dolor e inflamación
El dolor anal es aquel que afecta la zona del ano y el recto, suele ser muy frecuente y entre sus causas destacan el estreñimiento, fisura anal, hemorroides, la práctica del sexo anal, la diarrea, los traumatismos, y el cáncer de ano.
En relación a la inflamación del recto, uno de los factores de riesgo, es la práctica del sexo anal sin protección, en el cual se pueden exponer a infecciones de transmisión sexual que son causas frecuentes de inflamación rectal.
Algunas medidas para aliviar el dolor y evitar la inflamación del recto o ano durante el sexo anal, son la debida lubricación, estimulación y dilatación, evitar tener múltiples parejas sexuales, y el uso de preservativo desde el principio hasta el fin del acto sexual.
Incontinencia fecal
La incontinencia fecal es aquella donde existe una pérdida involuntaria y repentina de heces cuando el esfinter anal no es capaz de contenerlas. Los escapes de gases, con o sin presencia de heces, se le denomina como incontinencia anal.
No existe evidencia que respalde la teoría de que el sexo anal aumenta el riesgo de padecer incontinencia fecal, ya que las relaciones sexuales anales, a menos que sean excesivamente agresivas, no dañan los músculos o nervios del ano.
Las causas más frecuentes que pueden ocasionar incontinencia fecal son; el daño en los músculos, daño en los nervios, estreñimiento crónico, diarreas, hemorroides, prolapso rectal o cirugías.
Por lo tanto, realizar la práctica del sexo anal de forma segura, siempre con una debida lubricación y estimulación previa al acto, no representa ningún riesgo a padecer este tipo de incontinencia.
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