8 mitos absurdos sobre el consumo de carne

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Hay quien proclama que la carne es la causa de muchas de las enfermedades que padecemos hoy en día, tales como la obesidad, el cáncer o la diabetes.

Otros dicen que no necesitamos comer carne porque somos herbívoros por naturaleza…

Pero ¿existen evidencias científicas detrás de estas afirmaciones?

Vamos a derribar 8 mitos absurdos sobre el consumo de carne: ¿mito o realidad?

 

1. Podemos prescindir de comer carne

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¿Mito o realidad? ‚Üí MITO

Es cierto que muchos de los nutrientes presentes en la carne los podemos obtener mediante el consumo de otros productos de origen animal.

Sin embargo, esto no significa que debamos prescindir de comer carne.

La carne de buena calidad y sin procesar nos aporta nutrientes muy beneficiosos para nuestro organismo: proteína de buena calidad, creatina, vitamina B12, carnosina y vitaminas liposolubles.

Asimismo, contiene miles de otros oligonutrientes que ni siquiera la ciencia ha descubierto todavía.

El ser humano está diseñado para consumir carne y, de hecho, ha evolucionado consumiéndola.

Su consumo complementa las necesidades nutricionales de nuestro organismo y nos brinda una salud óptima.

Por supuesto, la carne natural y fresca, y en especial la carne a pasto, son los tipos de carne más nutritivos y saludables. Evita la carne procesada.

 

2. Las grasas saturadas y el colesterol que contiene la carne son nocivos para la salud

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¿Mito o realidad? ‚Üí MITO

La carne contiene grasas saturadas y colesterol.

Pero ¿es esto realmente prejudicial para la salud?

En la actualidad, numerosos estudios científicos han confirmado que ambas sustancias son inofensivas para nuestro organismo.

El colesterol es una molécula esencial en nuestro cuerpo que forma parte de las membranas celulares y sirve para elaborar hormonas.

Debido a la importancia del colesterol, nuestro organismo cuenta con sus propios mecanismos para asegurarse de que siempre disponemos de la cantidad suficiente.

Por ejemplo:

El hígado produce colesterol y reduce su producción cuando consumimos muchos alimentos ricos en colesterol, por lo que la cantidad de colesterol total apenas varía (1).

De hecho, en el 70 % de las personas, no se observan efectos en el colesterol total o LDL y en el otro 30 %, tanto el colesterol LDL como el HDL aumentan ligeramente.

¿Qué ocurre con las grasas saturadas?

El consumo de grasas saturadas también eleva los niveles de colesterol HDL (el “bueno”) (2).

Pero la verdadera razón por la que las grasas saturadas y el colesterol de la carne no son nocivos es porque transforman las partículas LDL pequeñas y densas (malignas) en partículas LDL grandes (benignas).

De acuerdo con varios estudios, las personas que tienen un mayor número de partículas LDL grandes tienen un menor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares (3).

En conclusión, la ciencia ha confirmado que las grasas saturadas y el colesterol no son un factor de riesgo de enfermedades cardiacas.

Es más, se han realizado investigaciones en las que la sustitución de grasas saturadas por aceites vegetales etiquetados como “saludables” aumentaba el riesgo de muerte (4).

 

3. La carne contribuye al aumento de peso

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¿Mito o realidad? ‚Üí MITO

La carne contiene una elevada cantidad de grasa y calorías, así que tiene sentido afirmar que comer carne provoca un aumento de peso.

Sin embargo, la carne también es rica en proteína biodisponible, un macronutriente que favorece la pérdida de peso.

La principal característica de las proteínas es su habilidad para reducir el apetito y causar una reducción espontánea del consumo de calorías (5).

Asimismo, el consumo de proteína acelera el metabolismo entre 80 y 100 calorías diarias y reduce los antojos.

La proteína también es conocida por ayudar a desarrollar y aumentar músculo, el cual es metabólicamente activo y contribuye a quemar cierta cantidad de calorías las 24 horas del día.

Por último, hay que mencionar que las dietas bajas en carbohidratos recomiendan consumir mucha carne, y está demostrado científicamente que este tipo de dieta es la más efectiva a la hora de bajar de peso (6).

 

4. La carne se pudre en el colon

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¿Mito o realidad? ‚Üí MITO

Al comer carne, el ácido gástrico y las enzimas digestivas se encargan de descomponer completamente la carne.

En el intestino delgado, las proteínas se convierten en aminoácidos y las grasas en ácidos grasos para después ser absorbidos en la pared digestiva y el flujo sanguíneo.

Por tanto, lo único que llega al colon son residuos resultantes del proceso de metabolización.

En otras palabras, los nutrientes de la carne se descomponen y se absorben mucho antes de llegar al colon.

 

5. El ser humano es herbívoro por naturaleza

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¿Mito o realidad? ‚Üí MITO

Este es uno de los principales argumentos que las personas vegetarianas o veganas utilizan, las cuales afirman que el cuerpo humano no está diseñado para comer carne.

Sin embargo, esta afirmación carece de sentido y es que, tal y como ya he mencionado anteriormente, nuestro organismo está totalmente adaptado para consumir carne y hemos evolucionado consumiéndola.

El ser humano es omnívoro por naturaleza y prueba de ello es que nuestro sistema digestivo cuenta con unas características propias que nos permiten metabolizar casi todos los nutrientes de la carne.

Además, si comparamos el aparato digestivo de un herbívoro con el aparato digestivo de un omnívoro, las diferencias son obvias (7).

 

6. La carne aumenta el riesgo de padecer diabetes y enfermedades cardiacas

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¿Mito o realidad? ‚Üí MITO

En el año 2010, se publicó un estudio masivo que reunió información de 20 estudios en los que habían participado un total de más de un millón de personas.

¿Resultados?

No existe absolutamente ninguna relación entre el consumo de carne roja no procesada y la diabetes y las enfermedades cardiacas (8).

Asimismo, otro estudio realizado en Europa a casi 450 000 personas concluyó que la carne roja no procesada no es un factor de riesgo de diabetes ni enfermedades cardiovasculares.

Sin embargo, ambos estudios coincidieron en algo:

El consumo de carne procesada aumenta considerablemente el riesgo de padecer estas enfermedades.

Conclusión:

Es necesario diferenciar entre carne natural sin procesar y carne procesada, ya que se trata de productos totalmente diferentes y las consecuencias de su consumo son igualmente distintas.

 

7. La carne deteriora el sistema óseo

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¿Mito o realidad? ‚Üí MITO

Cuando comemos carne, ingerimos proteína, un nutriente que aumenta los niveles de ácido de nuestro organismo.

Consecuentemente, el cuerpo utiliza el calcio presente en los huesos para neutralizar este ácido, lo que causa una debilitación de los mismos y puede resultar en osteoporosis.

Sin embargo, esto solo ocurre a corto plazo, pues se ha demostrado que el consumo de proteína a largo plazo tiene efectos positivos en los huesos: aumenta la densidad ósea y previene la osteoporosis y las fracturas en personas mayores (9).

 

8. La carne puede favorecer el desarrollo de cáncer

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¿Mito o realidad? ‚Üí MITO

Las cosas se complican cuando se trata de afirmar o desmentir la relación entre el consumo de carne, principalmente carne roja, y el desarrollo de cáncer.

La carne procesada aumenta el riesgo de cáncer, eso es evidente, pero ¿qué ocurre con la carne no procesada?

De acuerdo con dos estudios de revisión, el consumo de carne roja no procesada no presenta efectos relacionados con el cáncer en mujeres y muy pocos en hombres.

Sin embargo, la forma de preparar y cocinar la carne puede alterar estos efectos (10).

Por ejemplo:

Cocinar la carne a altas temperaturas favorece la aparición de unas sustancias denominadas aminas heterocíclicas (AH) e hidrocarbonos policíclicos aromáticos (HPA) relacionadas con el desarrollo de cáncer en animales.

¿Solución?

Procura no cocinar demasiado la carne o quemarla para evitar la formación de carcinógenos.

Aprende cómo hacerlo leyendo nuestro artículo Cómo aprovechar mejor las propiedades de la carne roja.

[su_note note_color=”#fdfeca”]Nota: la cocción excesiva y a altas temperaturas contribuye a la constitución de sustancias cancerígenas en cualquier tipo de alimento.[/su_note]

 

(1) http://grasasyaceites.revistas.csic.es/index.php/grasasyaceites/article/viewFile/1237/1240
(2) http://ajcn.nutrition.org/content/70/6/992.full
(3) http://atvb.ahajournals.org/content/12/2/187.full.pdf#page=1&view=FitH
(4) http://www.bmj.com/content/346/bmj.e8707
(5) http://ajcn.nutrition.org/content/87/1/23.short
(6) http://revista.nutricion.org/PDF/DIETAS-CETOGENICAS.pdf
(7) http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0899900799000787
(8) http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2885952/
(9) http://ajcn.nutrition.org/content/69/1/147.full
(10) http://www.cancer.gov/espanol/cancer/causas-prevencion/riesgo/dieta/hoja-informativa-carne-cocinada

Melany Loreto

Melany Loreto

Comunicación, investigación, medicina y bienestar general. Su experiencia en el mundo de la comunicación social y digital, sumado a sus intereses en temas de salud, psicología, anatomía humana, sexualidad y nutrición, le han otorgado habilidades y herramientas para desempeñarse en el manejo de sitios web de salud, haciendo énfasis en la revisión e investigación científica que respalde cada información publicada, con la finalidad de ofrecer datos verídicos y confiables para los usuarios.