Muchas veces se experimenta la frustración o una sensación de impotencia al no poder cambiar algo especialmente si interactúas diariamente con una gran cantidad de personas.
Los planes no salen como queremos, por nuestras propias limitaciones o por la de otros. Sin embargo, cuando la frustración se acumula, se vuelve patológica.
Sentir frustración o ira unos con otros no es un estado emocional saludable.
Si sientes que eres una persona cargada de frustración y sufres de momentos explosivos de ira y deseas controlarlos, te explicamos qué es la frustración y cómo identificar esas emociones, qué los causa y cómo controlarlos.
¿Qué es la frustración?
Es un estado o respuesta emocional que se desencadena ante acontecimientos que involucran la decepción o ira que surge de la percepción cuando las expectativas de una persona no se ven satisfechas al no poder conseguir lo pretendido.
La frustración puede venir de cualquier experiencia en la cual no se logró realizar una acción o una tarea difícil, por insignificante que parezca para las personas de su alrededor.
Por otra parte, el impacto de la frustración depende de la persona (su personalidad) y a diversas variables que son difíciles o imposibles de controlar, lo que crea un umbral de la tolerancia individual.
Siendo la frustración la sensación de impotencia que surge de la percepción de resistencia al cumplimiento de la voluntad individual.
Está compuesta de una situación real ocurrida y de la experiencia a nivel emocional elaborada a partir de dicha situación.
Causas de la frustración
La frustración se produce cuando se espera que algo deseado en nuestra vida se realice y resulta imposible hacerlo por diferentes motivos, explicamos algunos de ellos a continuación.
Conflictos internos
Es probablemente la causa más común.
El conflicto puede categorizarse en dos grandes grupos: externos e internos. En este caso, el interno ocurre en la mente del individuo.
El conflicto interno ocurre cuando el individuo se ve forzado a escoger entre dos o más decisiones para alcanzar un propósito.
Las causas pueden ser muy variadas, puede ir desde una simple elección de color de zapatos hasta algo mucho más complejo, como escoger entre dos oportunidades de trabajo.
Las decisiones son parte de nuestro día a día y no podemos separarlas de nuestra rutina. Frente a estas decisiones diarias, nuestro cuerpo reacciona de manera adecuada.
No obstante, cuando nos topamos con dos o más opciones de gran importancia para alcanzar una sola meta o nos topamos con la decisión de escoger entre dos metas de gran importancia, aparece el distrés mental.
Limitaciones físicas o psicológicas
Las limitaciones físicas que encontramos a lo largo de la vida también puede frustrarnos. Crean un conflicto interno entre lo que queremos y lo que podemos.
Utilicemos un ejemplo sencillo: El niño puede experimentar frustración al no poder ejecutar una acción por sí solo, como caminar o alcanzar un sitio elevado. Su frustración se manifiesta mediante el llanto.
En nuestra rutina diaria nos encontramos con ejemplos similares. Frustración al no lograr finalizar un proyecto a tiempo o no poder cumplir una tarea en un tiempo determinado.
En otra clase de ejemplos encontramos aquellas personas, que, por alguna discapacidad física o mental, no puedan cumplir una actividad o una tarea difícil sin requerir ayuda.
Esto es particularmente común en las personas de la tercera edad donde las limitaciones físicas del envejecimiento les impide realizar con la misma fluidez o velocidad tareas cotidianas.
La estados de ansiedad incontrolables se encuentran ligados a momentos de frustración, desencadenados por circunstancias que ordinariamente no deberían producir dichas sensaciones.
Barreras físicas o sociales
En ciertas personas, existen factores que imposibilitan la comunicación eficaz con los demás, llevando a la frustración. Por ejemplo, las personas de tercera edad o con alguna clase de trastorno motor.
Otros factores que causan una comunicación ineficaz y frustración pueden ser la distancia, problemas en el medio de comunicación o ruido.
En otros casos, las barreras físicas o sociales ocurren cuando hay una obstaculización externa que impide lograr la meta. Por ejemplo, no reunir los suficientes requisitos para aceptar aceptado en una especialidad médica.
Sentimiento de fallar
Comúnmente, nuestra vida se encuentra llena de expectativas, ya sean impuestas por nosotros mismos o por los demás (nuestros padres, por ejemplo).
Las expectativas pueden ser realistas o incluso irrealistas. Las expectativas funcionan como un aliciente para continuar mejorando y dando lo mejor de nosotros en nuestra respectiva área.
Pero pueden tener un efecto contrario: generan estrés y ansiedad cuando la persona se siente incapaz de cumplirlas. Esta sensación de impotencia conduce a la frustración e ira.
Un ejemplo sería el niño que se siente incapaz de satisfacer las expectativas de sus padres.
El miedo a la decepción es un común desencadenante de la frustración.
Comparación con otros
Cuando las personas se comparan unos con otros, es común que surja la frustración.
El individuo tiende a obsesionarse con uno o varios atributos que otra persona posee y que él no, sin contextualizar la situación. Es decir, el porqué y cómo esa persona sí logró ese atributo.
Otro ejemplo son las comparaciones entre estatus socioeconómicos. Una persona siente frustración al no poseer una seguridad financiera comparada con la de su compañero de trabajo, por ejemplo.
Recompensa por acción retardada
Conocida también como gratificación aplazada. Es la capacidad de una persona de rechazar una recompensa inmediata con la finalidad de escoger una recompensa posterior.
Es un atributo que se basa en la paciencia, voluntad y autocontrol de la persona.
La capacidad del autocontrol se ha relacionado la vida saludable, física y mentalmente, y buen desempeño académico.
Aquellas personas con poca paciencia o que carecen de autocontrol son proclives a experimentar frustración al verse obligados a esperar una recompensa posterior y no la gratificación inicial que esperaban.
Una persona con la tolerancia baja a la frustración busca la recompensa rápida para aliviarla. Al no obtenerlo, se produce aún más frustración.
Efectos de la frustración
La frustración, en bajas dosis, generalmente es asintomática. Sin embargo, cuando se vuelve cumulativa se producen efectos, tanto a nivel físico como emocional en la persona.
A continuación, te explicaremos algunos de los síntomas que las personas con la tolerancia baja a la frustración tiende a demostrar:
Conducta desequilibrada
La baja tolerancia a la frustración generalmente se manifiesta en la conducta de la persona.
Tienden a exasperar con facilidad, actúan impulsivamente y sin pensar en las consecuencias de sus acciones. La exigencia de la persona, hacia otros y a sí mismo, también es común.
Esta clase de personas tienen dificultad para adaptarse a la situación. Cuando algo no va como la planeado por alguna razón, su frustración y estrés aumentan.
Pueden actuar de manera radical. Para estas personas, solo suelen existir dos opciones diametralmente opuestas y no puntos intermedios, que se pueden lograr con paciencia y compromiso.
Estrés
No lograr manejar una situación adecuadamente o que las cosas no ocurren como lo planeado, genera frustración y estrés. Ambos van de la mano, generalmente.
La persona se siente impotente al toparse con un contratiempo o no reciben, inmediatamente, todo aquello que demandan. Esta impotencia genera estrés.
La tolerancia baja a la frustración causa que el mero pensamiento de un contratiempo cause estrés y ansiedad.
Ansiedad
La ansiedad es una sensación común en una persona que experimenta frustración frecuentemente.
La incertidumbre de que las expectativas o esperanzas de la persona no se ajusten a la realidad induce cuadros de ansiedad incontrolables.
La ansiedad puede manifestarse como una incapacidad de la persona para mantenerse concentrado, es decir que su mente divaga rápidamente en una serie de pensamientos que solo generan aún más estrés.
Las personas que experimentan cierto grado de neuroticismo también son proclives a sentir angustia, ansiedad, estrés y frustración.
Agresividad
La frustración puede volver a la persona agresiva.
Recuerde que una persona emocionalmente cargada con frustración, ansiedad y angustia no es capaz de controlar sus emociones.
En ocasiones, buscan culpables de que la realidad no se ajuste a su idea preconcebida (como no lograr completar una tarea difícil). Estos culpables pueden ser ellos mismos u otras personas.
En 1939, un grupo de psicólogos de la Universidad de Yale propusieron la teoría de la frustración-agresión. Esta explicación sugiere que la agresividad, en general, deriva de la frustración e incapacidad de la persona en cumplir una meta.
Los investigadores sugirieron que el cuerpo reacciona, de una manera u otra, a la frustración. Esta sensación de impotencia lleva a una respuesta que puede ser agresiva o no.
En otras palabras, la frustración puede ir seguida de una respuesta física no agresiva. Sin embargo, la agresividad siempre va precedida de la frustración.
Depresión
Los cuadros depresivos son manifestaciones comunes del extremismo emocional (como la frustración)
La persona puede sentirse angustiada, triste e incapaz de una tarea difícil. Las personas deprimidas, en el contexto de la frustración, experimentan sensaciones de tristeza profunda, pérdida de energía y falta de apetito.
Un estudio publicado por la Universidad de Cambridge encontró que puede existir la sensaciones prolongadas de ira y frustración puedan originar un cuadro depresivo.
El estudio fundamenta su afirmación en la hipótesis que, cuando una persona es incapaz de lidiar con la ira o con los recuerdos y emociones que trae consigo la ira, se generan sensaciones de culpa y miedo.
Estas últimas, a su vez, sólo alimentan la ansiedad y angustia de la persona. Eventualmente culminando en la depresión.
¿Cómo superar la frustración?
Como todo trastorno emocional o estado emocional agudo, el camino al autocontrol y paz mental es una tarea difícil. No obstante, con dedicación, tiempo, apoyo emocional y de un profesional, se puede lograr.
Muchas veces, a lo largo del día, nos topamos con situaciones frustrantes. Por ello, aplicar los siguientes consejos te ayudará a controlar tus emociones poco a poco.
Reconocer los errores
A lo largo de nuestra vida, formulamos planes. Pueden ser a corto, mediano y largo plazo. Creamos pasos detallados y bien planificados para llevarlos a cabo. Anhelamos con todo nuestro ejecutarlos con perfección.
Sin embargo, la realidad es otra. Somos seres imperfectos y, si mira a su alrededor, se encontrará rodeado con otros seres imperfectos, cada uno con sus propios planes.
No podemos prever cada variable, cada contratiempo, o cada dilema. Aprenda a aceptar sus errores.
Al hacerlo, podrá mejorar y podrá lidiar con ellos de manera más eficiente. También, al hacerlo, podrá adquirir un estado de aceptación de sí mismo
Conocer las limitaciones
Reiterando lo que hemos dicho, cada ser humano es una persona imperfecta.
Cada uno posee sus respectivas fuerzas, potenciales, así como debilidades. Reconocer esto es de suma importancia para superar la tolerancia baja a la frustración.
No haga planes ni cree expectativas irrealistas de usted. Al conocer tus limitaciones, sabrás de lo que eres capaz de hacer para una tarea determinada y te ayudará, además, a mejorar para cumplir susodicha tarea más eficientemente.
No solo sus limitaciones, sino también aceptar las limitaciones y debilidades de otra persona. Controlar tu ira y frustración si la otra persona no fue capaz de cumplir tus expectativas.
Confiar en las capacidades
En reiteradas ocasiones, dudamos de nosotros mismos. Dudamos de nuestras fuerzas o capacidades.
Esta duda puede acrecentar y generar inseguridad. La inseguridad genera inanición y está, a su vez, impide que logremos nuestras metas o tareas.
El incumplimiento de estas metas genera frustración, lo que a su vez sólo alimenta la inseguridad, tristeza y falta de confianza en nosotros mismos. Se cumple así un ciclo vicioso.
Al igual que debes reconocer tus limitaciones y fuerzas para mejorarlas, debes reconocer tus cualidades y fuerzas. En otras palabras, lo que eres capaz de hacer realísticamente.
Por otro lado, también reconocer las capacidades del otro. Especialmente en ambientes laborales y académicos. Comprender de qué es capaz cada persona.
Fortalecer la autoestima
La baja autoestima hace a la persona más proclive a sufrir cuadros depresivos y estados emocionales agudos.
Terapias emocionales y estrategias que refuercen pensamientos positivos de ti mismo, el entablar relaciones interpersonales significativas con alguien con quien puedas hablar, también favorecen sentimientos positivos.
Tener planes adicionales
Reconocer tus límites físicos y que hay factores más allá de tu control no significa que debas dejar de lado cualquier tipo de planificación.
De lo contrario, recomendamos una planificación inteligente y realista. Por ende, deben existir planes de respaldo, especialmente en los pasos cumbre de cualquier plan.
Estos planes de contingencia estimulan la capacidad de adaptabilidad de la persona y lograr actuar eficazmente en la mayoría de los posibles escenarios que puedan ocurrir.
Aprende a meditar
La meditación consiste en entrar a un estado de ponderación mental donde puedes analizar y pensar pensamientos, acciones, errores, suposiciones, posibilidades y mucho más sin la interrupción de pensamientos negativos.
La meditación puede ser alcanzada de distintas maneras: ejercicio como el yoga o cualquier otro, técnicas de respiración, e incluso sentarte y relajarte es una opción válida para meditar.
Comunicarse asertivamente
La comunicación es eficaz e importante. Es un pilar indispensable para toda área de nuestra vida para relacionarnos con los demás.
Frecuentemente, las frustraciones nacen porque la persona no expresa adecuadamente lo que se debe hacer o sus deseos.
No lograr comprendernos unos con otros es una causa importante que lleva al fracaso de proyectos.
La comunicación eficaz permite la expresión de tus ideas, perspectivas, emociones y deseos. Si eres parte de un equipo y no expresas adecuadamente los pasos a cumplir, tus compañeros no cumplirán su parte como deben ser.
También es importante enseñar a los niños a expresar sus pensamientos y emociones, logrando así entenderlo y evitando su frustración.
Inteligencia emocional
Aunque popularizado por el psicólogo y escritor Daniel Goleman, el término inteligencia artificial ha existido desde la segunda mitad del siglo XX en la tesis doctoral de Wayne Payne.
Es la capacidad del individuo de reconocer sus propias emociones y la de los demás. Pero va más allá de reconocerlos, sino también identificarlos, controlarlos y comprender su gran influencia sobre nuestras acciones.
Afirma que podemos controlar hasta cierto grado la complejidad de nuestro sistema emocional, usándolo para guiar nuestra conductas y pensamientos, adaptarnos a la situación y cumplir nuestros objetivos.
Es decir, no luchar contra nuestras emociones y dejarlas a un lado, sino reconocer su importancia y cómo influencian nuestras decisiones.
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