¿Cómo curar un corazón roto?: 12 recomendaciones efectivas

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Tener el corazón roto es una expresión frecuente. Es una expresión que puede referirse a docenas de situaciones, porque la intensidad del dolor y la pena es subjetivo a cada persona.

Se puede referir desde el rechazo por parte de una persona, la pérdida de un amor y hasta la muerte de un ser querido. Es indiscutiblemente doloroso y cada persona tiene su manera de sobrellevarlo o no.

En el siguiente artículo, hablaremos de algunos enfoques o estrategias aplicables para aliviar los síntomas de un corazón roto.

Recomendaciones para curar un corazón roto

Aceptar la rotura de una relación no es sencillo. Es un proceso difícil, emocional y profundo que puede perdurar semanas, meses o incluso años.

No obstante, no es imposible. Como toda clase de dolor físico y emocional, no es eterno. Te mostraremos algunos métodos que puedes emplear para superar tu tristeza.

1. Acepta lo sucedido

La rotura de una relación y el daño emocional subsiguiente son similares a un proceso de duelo, donde la persona atraviesa diferentes etapas.

Durante estas, la persona tendrá, al principio, dificultades para asimilar lo ocurrido. Por lo tanto estancarte en el evento y centrar cada pensamiento en ello, sólo debilitará tu mente, te drenara de tus emociones, y en general afecta cada aspecto de tu vida.

Es por ello que aceptar los eventos tal como sucedieron y reconocer que no pueden cambiarse, forman parte del proceso de sanación. Esta actitud frente a lo ocurrido será mucho más sana para tus emociones.

Gaby Pérez Islas, tanatóloga y especialista en suicidología, recomienda no cargar con una pesada maleta llena de duelos resueltos y resentimientos, e incita a la limpieza de estos sentimientos negativos para recuperarse del dolor y sanarlo.

2. Evita los sentimientos de culpa

Es común que tras el final de una relación se busque interiorizar lo ocurrido. Es fácil pensar que los eventos ocurridos se deben exclusivamente por errores o debilidades de tu parte.

No obstante, un enfoque terapéutico y más saludable es contextualizar lo ocurrido y reconocer cuál o cuáles fueron las verdaderas causas que llevaron a la rotura. Primero, esto te ayudará a reconocer qué ocurrió y, si verdaderamente cometiste un error, trabajar para mejorarlo.

También te ayuda a reconocer qué parte de la rotura no fue causada por ti, sino por la otra persona. Por más que ames a tu antigua pareja, no era perfecta. Al igual que tú, sus errores y debilidades también podrían haber contribuido al fin de la relación.

3. Focaliza los esfuerzos en ti

Ante todo, la persona más importante en estas situaciones eres tú. Eres tú quién sufre y atraviesa este arduo proceso de duelo, buscando aceptar y superar lo ocurrido.

Por ende, debes centrarte en tu propia sanación. No pienses en los demás ni lo que ellos pensarán en lo ocurrido, tu mente y cuerpo son tu templo y refugio, debes cuidarlos y atesorar cada uno.

4. Evita el contacto con la fuente de sufrimiento

La felicidad experimentada cuando estamos con alguien por el cual sentimos una atracción emocional, se debe a la secreción de hormonas a la circulación sanguínea, tales como las endorfinas y la serotonina.

Cuando cortamos la comunicación y contacto con la fuente de satisfacción, nuestro cuerpo atraviesa síntomas de abstinencia.

Por ende, es común la tentación de entrar en contacto con la otra persona. Buscar hablar con ellos en cualquier método o encontrarse con ella en sitios donde sabes que se encontrará.

No obstante, será más fácil para ti reconocer lo ocurrido si cortas todo contacto con la fuente de sufrimiento o, al menos, durante los momentos donde el dolor y tristeza aún sean muy agudos.

5. Mantén la mente ocupada

Permitir que lo ocurrido ocupe cada rincón de tu mente, atiborrando tu consciencia cada segundo de pensamientos de tristeza, furia, arrepentimiento y mucho más, solo ancla tu vida más y más a lo ocurrido.

Debes permitir tiempo para disfrutar de otras actividades, para distraerte y permitir a tu mente reflexionar y librarse momentáneamente de aquellos pensamientos agobiantes.

Leer, el ejercicio, adoptar nuevos hobbies o implementar una nueva rutina, son algunos ejemplos de actividades que puedes implementar en tu vida.

6. Realiza actividades nuevas

Con frecuencia, las relaciones se vuelven parte fundamental en la vida de la persona. Le dedican una porción significativa de su tiempo, atención y recursos a la relación.

Cuando esta termina, las personas se encuentran con una gran cantidad de tiempo, en el que no saben cómo invertir o emplear, y que sólo sirve para sumergirse aún más en las profundidades de la tristeza o soledad.

Por lo tanto, es recomendable mantener tu mente ocupada y una excelente forma de lograrlo es añadiendo nuevas actividades a tu vida. El ejercicio, meditación, hobbies de cualquier clase, salir y distraerte, o incluso actividades sociales.

7. Ejercítate regularmente

El ejercicio físico constituye un buen enfoque terapéutico para tu cuerpo y mente. Se ha reconocido que individuos con hábitos saludables, en el que se incluyen el ejercicio cardiovascular, disminuye la incidencia de enfermedades.

En este sentido, se han publicado estudios y metanálisis que estudian los efectos del ejercicio y han observado que las personas que se ejercitan regularmente poseen un menor riesgo a desarrollar trastornos de ansiedad o depresión

También ayuda a construir una autoestima robusta, mejora la actividad cognitiva, el horario de sueño, aumenta tu estado de ánimo, mitiga la fatiga y cualquier otro síntoma que pueda aparecer como resultado de un corazón roto.

8. Escribe tus pensamientos y emociones

La catarsis es un método de purga en el que puedes expulsar los sentimientos yacentes en tu interior, solo tras haber reconocido, enfrentado y superado todo aquello que te hunde más y más.

En este sentido, una de las técnicas para lograr la catarsis es escribir todo lo que sientes, experimentas y piensas en un diario, documento, o cualquier sitio que desees. ¿Cuáles son las ventajas?

Primero, te permite darle un nombre y forma a lo que sientes. Te obliga a pensar y mirar tus emociones, ya sea ira, frustración, arrepentimiento o tristeza. Segundo, te ayuda a identificar todo aquello que agudice o calme estas emociones.

De tal manera, que puedas adoptar hábitos y comportamientos saludables, que favorezcan tu felicidad.

9. Socializa con familiares y amigos

La socialización e interacciones interpersonales ayudan a nuestra mente a distraernos de la raíz del dolor, también nos puede proporcionar perspectivas diferentes sobre el problema, posibles soluciones o simplemente pueden ayudar al desahogo emocional.

En este sentido, un estudio publicado en el Journal of Happiness Studies buscaba determinar la importancia de las amistades, y las interacciones sociales en general, como predictor de felicidad.

Encontraron que la calidad de una amistad era un determinante significativo en el desarrollo de la felicidad. En conclusión, las interacciones sociales con otros seres cercanos puede ayudarnos a superar este proceso doloroso.

10. Adopta una mascota

Las mascotas constituyen otro método de relación con otro ser, aunque no sea humano. Ellas ofrecen compañía, distracción, cariño e incluso pueden fomentar el sentido de la responsabilidad o la virtud de la paciencia en sus dueños.

Al igual que las relaciones cercanas con humanos, sentir la cercanía emocional y física de una mascota ayuda a la activación de sistemas neuroendocrinos, que culminan en la liberación de hormonas como serotonina, endorfinas o incluso endocannabinoides.

Anthrozoos, una revista multidisciplinaria que estudia las interacciones entre animales y humanos, publicó un estudio donde se observaba que las personas con mascotas tendían a sentir mayor satisfacción con sus vidas.

11. Conéctate con la naturaleza

Salir y tomar un poco de aire fresco te puede ayudar a distraer tu mente, prestar atención a los detalles del paisaje que te rodea y tomar consciencia de la importancia de ello.

Puedes salir a caminar a tu sendero más cercano, ir a acampar durante unos días, intentar un poco de alpinismo, o simplemente visitar un lago cercano y sentarte en la orilla, reflexionando sobre tu pérdida o cualquier otro tema que atraviesa tu mente.

12. Solicita ayuda profesional de ser necesario

Para algunos, un corazón roto es un evento cataclísmico de grandes proporciones, cuyo estallido reverbera a lo largo de todos sus pensamientos, emociones y obras. Su vida cambia radicalmente y se ven incapaces de tomar las riendas de ésta nuevamente.

He allí la importancia de un terapeuta profesional. Te facilitará el proceso de sanación, ya que te otorgan las herramientas, conocimiento, apoyo y empatía necesarios para lograrlo. No tengas miedo de acudir a un profesional si consideras que tus emociones salen de control.

Consecuencias de no sanar un corazón roto

La pérdida de una relación o la muerte de un ser vivo, acarrea profundas cicatrices emocionales y esto varía de persona en persona. Algunos aprenden a sobrellevar lo sucedido con relativa rapidez, otros atraviesan periodos de duelo prolongados.

Pero, la realidad es la siguiente: si los sentimientos no son tratados, reconocidos o no se busca ayuda profesional, la persona se encontrará en una espiral de tristeza que profundiza más y más, hasta volverse enloquecedor.

A continuación, te mencionamos algunas de las consecuencias que trae no sanar un corazón roto:

Autoestima baja

Tras una relación rota, para citar un ejemplo, la persona puede sentirse insuficiente, generar sentimientos de inseguridad y duda sobre su autoestima. El autoconcepto de sí mismo puede verse tergiversado o entorpecido.

La baja autoestima puede también destruir relaciones, ya que la persona puede sentirse insuficiente o que no merece a las personas con quien se ve rodeado y, finalmente, decide alejarse de ellos y se aísla de toda interacción social.

Trastornos de salud

La depresión que puede originarse tras un corazón roto no sólo genera cambios psicológicos, sino también físicos. Estos cambios impactan negativamente la manera en la que nuestro cuerpo opera e incluso incrementan el riesgo a ciertas patologías.

Algunos ejemplos son las enfermedades cardiovasculares, donde aquellas personas que padecen de depresión, ansiedad y estrés son más proclives a padecer de estas, como lo indica la Revista Americana de la Hipertensión.

Una posible explicación a ello es que una persona bajo un cuadro depresivo crónico se inclina menos a tomar decisiones positivas y activas sobre su estilo de vida, prefiriendo mantenerse sedentarios.

Problemas familiares y laborales

El estrés y tristeza crónico, y no controlados, no sólo resulta en un estado de letargo. La persona, consumida por la propia frustración de su estado emocional actual, puede estallar en ira o agresividad.

Esto impacta negativamente las relaciones interpersonales de carácter familiar o laboral, donde la inestabilidad emocional de la persona reduce su productividad, funciones cognitivas y raciocinio.

Adicciones

El consumo de sustancias, tales como el cigarrillo, alcohol o cualquier otro, representa un aliciente para la persona bajo depresión. Logran paliar, momentáneamente, los agudos estados de depresión y ansiedad.

Este alivio temporal incita a la persona a su consumo repetido y prolongado, hasta el punto donde se torna en una adicción. La persona se ve incapaz de dejar este nocivo hábito, incluso si se encuentra consciente de su impacto.

El alcoholismo, por ejemplo, conlleva consecuencias fisiológicas, como disminución de las defensas, cirrosis hepática (o cualquier otra enfermedad del hígado), incrementa el riesgo a padecer patologías cardíacas, cerebrales y mucho más.

Ansiedad y depresión

Los sentimientos de culpa de no haber hecho lo suficiente, no haber cambiado antes, palabras nunca dichas o acciones no hechas, son algunos factores que empujan al individuo a una espiral de depresión y ansiedad.

El consumo de sustancias, tales como las mencionadas anteriormente, pueden perpetuar el estado de depresión. Esto conlleva a un mayor riesgo de enfermedades, generando un ciclo vicioso donde la incapacidad física o mental de la persona, su estado emocional y sus acciones lo empujan aún más a actividades autodestructivas.

Suicidio

El ciclo vicioso descrito anteriormente, genera aún más dolor y exacerba los pensamientos negativos. La persona ahora se encuentra en un estado emocional autodestructivo, causado por las emociones causadas por el corazón roto, que no fueron tratadas a tiempo.

El riesgo al suicidio, generado por comportamientos autodestructivos y desórdenes depresivos mayores, aumenta significativamente y en estos casos se requiere de terapia psiquiátrica urgente, farmacológica o no, para tratar a la persona.

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Enmanuel Da Silva

Enmanuel Da Silva

Estudiante de 3er año de Medicina. Escritor desde hace 2 años. Interesado en neuroanatomía, neurología, neuropsicología, psicología y psicología del aprendizaje.