El síndrome del intestino irritable, colon espasmódico, colon irritable o colitis nerviosa, son una serie de términos que describen lo mismo: un trastorno gastrointestinal grave que aflige a millones a lo largo del mundo.
No es infrecuente que nos hayamos topado con alguien que padezca de esta condición. Es crónica y debilitante, para algunos incluso cambia totalmente su vida.
Si deseas informarte sobre esta enfermedad, cómo identificar algún síntoma similar (para tu bien o el de tus seres queridos), qué lo causa y cómo tratarla, te proporcionaremos el siguiente artículo.
¿Qué es la colitis nerviosa?
El síndrome del intestino irritable (SII) en un término empleado para englobar una serie de signos y síntomas gastrointestinales (como diarrea, estreñimiento, dolor abdominal y muchos más) que no sean causados por alguna enfermedad subyacente. Puede presentarse en cualquier edad y, en general, afecta más a las mujeres.
En líneas generales, es un trastorno tanto de sensibilidad (porque el paciente experimenta dolor o una sensación no placentera en el abdomen), como motor (el tránsito intestinal se ve alterado, llevando a la diarrea o constipación).
El SII es una enfermedad prevalente a nivel mundial y aunque las estadísticas varían de región en región, su prevalencia se mantiene alta en un gran número de países. En el 2009, la Organización Mundial de Gastroenterología anunció que un 9% a 13% de la población mundial se ve afectada por esta enfermedad.
Debido a la naturaleza inespecífica de los síntomas, no es infrecuente que médicos atribuyan erróneamente los síntomas a otras patologías antes de considerar que sea SII.
El American College of Gastroenterology, define al SII como “un malestar o dolor abdominal que ocurre en asociación con alteración del hábito intestinal en un periodo de tres meses”.
El SII puede presentarse con un número de comorbilidades, tales como el reflujo gastroesofágico, síntomas genitourinarios, fibromialgia, dolor de cabeza y espalda, así como otros síntomas psicológicos.
Causas de la colitis nerviosa
La causa exacta detrás de este síndrome se desconoce. Se ha propuesto un número de teorías, pero, lo más probable, es que sea un trastorno multifactorial, es decir, todos estas posibles explicaciones ocurran de manera sinérgica.
A continuación, te mencionaremos, de manera resumida, algunas de las teorías más frecuentemente discutidas.
Respuesta inmunitaria anormal
El papel que juega el sistema inmunitario en la génesis de la enfermedad, es una teoría que ha sido sugerida una y otra vez en distintos estudios, pero se desconoce el mecanismo exacto mediante el cual esto ocurre.
Un estímulo inflamatorio (como veremos más adelante), parece desencadenar una respuesta inmunitaria prolongada, generando aumento del número de citocinas proinflamatorias circulantes y una respuesta exagerada del sistema inmune innato.
Estas respuestas anormales, generan una respuesta inflamatoria crónica de bajo grado que se perpetúa a lo largo del tiempo, causando estragos en la estructura de las paredes intestinales, posiblemente causando síntomas de incomodidad y diarrea.
Alteraciones de la sensibilidad digestiva
Se ha demostrado que la actividad eléctrica gástrica en los pacientes con SII se ve alterada, en comparación con el individuo sano. Entre estas alteraciones, encontramos el aumento de las contracciones del intestino delgado y alteraciones del complejo motor migratorio (CMM).
El CMM son las actividades eléctricas cíclicas que se detectan en el tracto gastrointestinal durante el ayuno y se detienen cuando ingerimos alimentos, son las responsables de los movimientos peristálticos y el transporte de ciertas sustancias.
Entre susodichas sustancias, son las no digeribles (p.ej. hueso, fibra, y cuerpos extraños que pasan del estómago y terminan en el colon). En los pacientes con SII, las distintas fases del CMM se ven alteradas.
También se ha encontrado que pacientes con SII poseen una percepción anormal de dolor ante un estímulo visceral que no es doloroso para un paciente normal, esto se denomina hipersensibilidad visceral (HV).
Gastroenteritis
Las gastroenteritis, infecciosas o no, al parecer juegan un rol importante. Esto parece ser corroborado por el hecho que, uno de cada diez pacientes con SII reportan que los síntomas iniciaron tras una enfermedad infecciosa.
En este sentido, estudios prospectivos afirman que alrededor de 3 al 36% de infecciones entéricas conllevan a síntomas persistentes de SII. El tiempo de duración de estos efectos depende del microorganismo afectado.
Las infecciones víricas tienen efectos cortos, mientras que las infecciones por bacterias (por ejemplo, la escherichia coli) y parásitos perduran por mayor tiempo. Este tipo de SII se ha denominado SII postinfecciosa (SII-PI).
Existen ciertos factores de riesgo que incrementan el riesgo a desarrollar SII-PI tras una infección, como lo son el tiempo de duración de la enfermedad, la toxicidad del patógeno, el cigarro, la inflamación, el sexo femenino, depresión y mucho más.
Alteraciones hormonales
Las células enterocromafines, localizadas en las paredes de los intestinos, actúan como células endocrinas, liberando toda clase de sustancias que tienen un efecto sobre la motilidad gástrica, la sensibilidad y mucho más.
La serotonina, un neurotransmisor con potentes efectos, es capaz de estimular a las fibras nerviosas que son proyectadas en dirección al tracto gastrointestinal, para facilitar la motilidad de este.
En pacientes con SII donde el síntoma predominante es la diarrea, se ha encontrado que la absorción de la serotonina por transportadores que permiten su degradación, se ve reducida.
Intolerancias alimenticias
Un estudio determinó que altas cantidades de fibra insoluble parecen empeorar los síntomas de la SII. Específicamente, los oligosacáridos, mono- y disacáridos fermentables, que se pueden encontrar en legumbres, comidas con lactosa y edulcorantes artificiales.
Sin embargo, el anterior estudio fue publicado hace veinte años atrás y solo ocurrieron un subgrupo específico, las investigaciones sobre la interacción de la fibra, soluble e insoluble, todavía continúan y aún existen muchas interrogantes.
Por otra parte, en un estudio de control, se les asignó a 45 pacientes con SII una dieta rica en gluten o libre de esta. Aquellos a los que estuvieron en la dieta rica en gluten, observaron que hubo un aumento en la permeabilidad de la mucosa y los síntomas empeoraron.
Estrés y alteraciones emocionales
El SII es una patología tan compleja que incluso abarca factores psicosociales, pero se desconoce precisamente cómo funcionan o modifican el curso de la enfermedad. Por ejemplo, el abuso infantil y el SII guardan una estrecha relación, aunque se desconoce su importancia como causante de la enfermedad.
Otros síntomas psiquiátricos encontrados, frecuentemente, en pacientes con SII son la depresión y ansiedad. Se hipotetiza que las personas con SII pueden padecer de trastornos de hiperalgesia (respuesta excesiva a la sensibilidad).
Este trastorno de somatización (sensibilidad) puede, tal vez, perturbar el eje central constituido por el sistema nervioso y el sistema gastrointestinal. Aunado a una posible predisposición genética y otros factores, es posible que contribuyan a la enfermedad.
Factores hereditarios
El componente genético es una posibilidad que no puede ser dejada por fuera. Investigaciones han reportado que estudios en gemelos dicigóticos demuestran una mayor concordancia, es decir, el mismo rasgo en ambos gemelos.
Esto sugiere que existe un componente genético. Otras variaciones genéticas posiblemente jueguen un rol como factores que incrementan la susceptibilidad de la persona a padecer este trastorno.
Síntomas de la colitis nerviosa
Las personas que padecen colitis nerviosa refieren una gran variedad de síntomas, de los cuales destacan los síntomas gastrointestinales, que en su mayoría se relacionan entre sí, de forma que, se describirán a continuación los más frecuentes.
Dolor abdominal
El dolor abdominal se puede presentar en muchas de enfermedades, siendo así catalogado como un síntoma inespecífico. En la colitis nerviosa puede aparecer en el 30% de los pacientes, estos pueden tener el abdomen distendido y además, dolorosos a la palpación.
Dolor rectal
El dolor rectal puede ser debido a la irritación causada por las constantes evacuaciones líquidas en la diarrea, o por el paso de las heces duras en el estreñimiento, ambos síntomas frecuentes de la colitis nerviosa debidas a la alteración del ritmo intestinal.
Diarrea
La diarrea es el síntoma principal de la colitis nerviosa, que se manifiesta de manera insidiosa y en la mayoría de los casos con mocos, más adelante a medida que avanza la enfermedad se asocia con sangrado digestivo bajo.
Estreñimiento
Las manifestaciones más comunes en la colitis nerviosa son las alteraciones del ritmo intestinal, en las que se encuentran la diarrea y el estreñimiento. Durante el transcurso de la enfermedad, el paciente puede experimentar que ambas condiciones se alternan.
En el estreñimiento el intestino grueso retiene o absorbe agua de manera excesiva, por lo que, las heces se endurecen, disminuye el número de las deposiciones por semana y cuando se expulsan, lo hacen con gran dificultad.
Sangre o secreciones en las heces
Las heces sanguinolenta o con moco son frecuentemente en la colitis nerviosa, un 10% de los pacientes presentan varias deposiciones con sangre al día, que pueden estar acompañadas de dolor abdominal.
Se considera signo grave, cuando las deposiciones con abundante sangre son mayores a 6 veces al día.
Sensación de evacuación incompleta
La sensación de evacuación incompleta o tenesmo, se presenta como síntoma recurrente en la colitis nerviosa, se describe como la necesidad de defecar, a pesar que los intestinos ya están vacíos, esto causa que haya esfuerzos para defecar, dolor y cólicos.
Fatiga
La fatiga se describe como la sensación de cansancio continuo, falta de energía, en la que a pesar que la persona duerma o descanse la sensación no se desvanece.
Con respecto a la aparición de la fatiga en la colitis nerviosa, esta se debe a que el organismo tiende a enfocar todas sus energías en la respuesta del sistema inmune ante la inflamación causada por la enfermedad.
Además, debido a los otros síntomas como dolor abdominal o diarrea, se pueden producir trastornos del sueño o ansiedad, o desarrollar anemia, contribuyendo así, a que se presente la fatiga.
Pérdida de peso
La pérdida de peso es a causa de la diarrea (que es el principal síntoma de la colitis nerviosa), en que la mayoría de los nutrientes procedentes de los alimentos que consumimos, son excretados antes de que sean debidamente absorbidos en el intestino.
Tratamiento y prevención de la colitis nerviosa
El tratamiento y la prevención de la colitis nerviosa en su mayoría van de la mano. Son hábitos que deberíamos adoptar en nuestra rutina diaria, para evitar cualquier enfermedad gastrointestinal, o mejorar la condición causada por la colitis nerviosa.
En cuanto a su tratamiento farmacológico, este debe estar bajo constante vigilancia médica, depende del estadio de la enfermedad y de las necesidades de cada paciente.
Alimentación rica en fibras y proteínas
Anteriormente, hablamos que el consumo de fibra insoluble puede que no sea la mejor alternativa para pacientes con SII. No obstante, una serie de recomendaciones publicada por Nature Reviews demuestra que podrían existir beneficios.
No obstante, los susodichos beneficios todavía requieren confirmación. Por ende, aún se recomienda evitar el consumo de una dieta con un alto contenido de fibra fermentable.
Por otro lado, el consumo de fibra como método preventivo puede ser de gran ayuda, ya que la fiebre contiene componentes antiinflamatorios e inmunomoduladores. Incluso introducir una pequeña cantidad de fibra en tu dieta podría ser beneficioso.
Evitar el consumo de grasas y comidas abundantes
Las grasas ingeridas son degradadas por los ácidos biliares en el íleo, antes de su llegada al colon. En el paciente con SII, se recomienda evitar el consumo de grasas. Se ha demostrado, experimentalmente que los lípidos favorecen los gases y distensión.
No obstante, otros estudios disputan esta afirmación, ya que han encontrado un efecto positivo putativo al consumir grasas, moderadamente.
Evitar el alcohol y el cigarrillo
A pesar de que no existe una amplia literatura sobre la relación directa entre el alcohol y el SII, se sabe que este primero afecta la mortalidad, absorción y permeabilidad del tracto gastrointestinal, lo que podría empeorar los síntomas.
Actualmente, las recomendaciones indican que si el consumo de alcohol empeora los síntomas, se debe reducir su ingesta. Entre los límites normales en el consumo de alcohol, se encuentra: 1 bebida diaria para la mujer y dos para el hombre.
El tabaco contiene incluso centenas de sustancias proinflamatorias y precancerígenas, capaces de incrementar el estado inflamatorio del cuerpo, generando liberación de citocinas proinflamatorias que podrían exacerbar la inflamación intestinal.
Evitar el estrés y la ansiedad
El estrés crónico es nocivo para cada parte de tu cuerpo, no sólo los intestinos. Estos incrementan el estrés oxidativo, formación de sustancias proinflamatorias y altera la función de casi cualquier sistema en el cuerpo.
Por ende, no es ninguna sorpresa que sea un factor de riesgos para múltiples patologías, como la hipertensión, aterosclerosis o, en este caso, el SII. Igualmente, la ansiedad trabaja sinérgicamente con la depresión para empeorar el estado mental.
Las terapias de relajación (p.ej. yoga), las terapias cognitivo-disfuncional, las psicodinámicas y la hipnoterapia, son estrategias terapéuticas válidas para tratar los síntomas psicológicos.
Realizar ejercicios físicos
El ejercicio se encuentra entre los mejores remedios que existen. Existe una plétora de beneficios desde casi cualquier ángulo de la salud, desde la piel, cardiovascular hasta neuronal y gastrointestinal.
Posee efectos psicobiológicos que actúan para disminuir el envejecimiento, el estrés oxidativo, la muerte celular, promueve la circulación, mejora el tránsito intestinal, regula eficazmente las funciones inmunitarias y favorece la función cerebral.
Consumir suficiente agua
Muchas personas subestiman la cantidad de agua que ingieren diariamente. En el adulto joven, esto no significa mucho, pero a medida que envejecemos, la deshidratación puede ser mortal.
A nivel gastrointestinal, el consumo de agua ayuda al reblandecimiento de las heces y mejora la permeabilidad de la mucosa, disminuyendo la constipación en los pacientes con SII.
Medicamentos recetados por especialista
Los medicamentos más comunes para el tratamiento de la colitis nerviosa, son los antiespasmódicos, antidiarreicos, laxantes, antibióticos y probióticos. Estos son recetados por médicos especialistas y deben ser específicos para cada paciente.
Terapias psicológicas
Muchas enfermedades traen consigo problemas que influyen en la salud mental del paciente y la colitis nerviosa no es la excepción, en general el tratamiento farmacológico es efectivo para la mayoría de los síntomas, pero no para aquellos como la depresión y la ansiedad.
Es por ello que se recomienda incluir a la terapia psicológica dentro del tratamiento, en las que se promueva la práctica de ejercicios de relajación, yoga o meditación, puesto que, el estrés emocional puede disparar la sintomatología de la colitis nerviosa.
La terapia cognitivo-conductual, enseña al paciente a identificar aquellas emociones negativas, y a que aprenda a responder de forma acertada hacia ciertas situaciones, para que disminuya su estrés psicológico, y a su vez los síntomas gastrointestinales.
Se recomienda también la terapia psicodinámica, cuya intención es brindar al paciente información acerca de cómo el estrés está ligado a las emociones y a su vez a los síntomas digestivos, de manera que puedan mejorar su calidad de vida y sus síntomas.
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