El miedo a la altura o acrofobia es un trastorno relativamente común, pero ciertas personas experimentan sensaciones intensas con solo pensar en las alturas.
Si experimentas pánico en parques de atracciones al intentar subirte en ciertos aparatos, temes utilizar las escaleras eléctricas y no eléctricas es posible que padezcas de acrofobia.
A continuación, te proporcionamos lo que debes saber de la acrofobia: a quiénes afecta, qué lo causa, qué síntomas demuestra y cómo puedes superarlo.
¿Qué es la acrofobia?
La acrofobia es un miedo y fobia irracional a las alturas. 1 de cada 20 adultos experimenta cierto grado de acrofobia y es más común en mujeres que en hombres.
El término fue acuñado a finales del siglo XIX por el médico italiano Andrea Verga.
La acrofobia no es una condición binaria donde lo padeces o no. Representa un espectro con distintas intensidades que van desde formas leves, a moderadas y hasta intensas.
En nuestro alrededor existen y en muchos lugares del mundo existen puntos elevadas de los cuales ciertas personas no les prestan atención.
Sin embargo, una persona con acrofobia suelen evitarlos, por ejemplo, parques de atracciones y sus montañas rusas, la cima de una pequeña colina, los puentes e incluso los ascensores de paredes de vidrio.
En resumen, cualquier elevación significa horror para la persona.
Por ende, es un miedo que afecta directa, e indirectamente, la calidad de vida de la persona.
No debe confundir el vértigo con la acrofobia. El primero es una afección de el oído interno y el otro es un miedo y fobia excesiva a cualquier clase de altura.
Causas de la acrofobia
Similar a muchas otras fobias, existe una gran controversia sobre su origen exacto.
Actualmente, no existe un consenso universal sobre el origen de la acrofobia, no obstante, se han propuesto numerosas hipótesis.
A continuación, te hablaremos, de manera resumida, sobre las más populares:
Factores hereditarios
Se ha propuesto que existe una predisposición genética de la persona a desarrollar el miedo extremo a las alturas.
La literatura que apoya esta teoría ha crecido a lo largo de las décadas.
Un estudio publicado en el Behaviour Research and Therapy en 1995 demostró que sólo en el 11.95% de las personas casos de acrofobia habían experimentado una caída traumática en algún punto de sus vidas.
Otro estudio, publicado en 1998 por la misma revista, demostró que no existía una relación entre el número de caídas antes de la edad de los 9 años y el miedo a las alturas a la edad de los 11 y 18 años.
Este caso es curioso porque se observó que el número de caídas causantes de alguna clase de herida (dislocación, fractura, etcétera) era mayor en individuos que no desarrollaron un miedo irracional a las alturas.
Por lo tanto, se sugiere la posibilidad que la acrofobia puede ser una fobia no asociativa. Es decir, no debe existir, necesariamente, un evento traumático para desencadenarla. Para el paciente, el miedo siempre estuvo presente.
Experiencias traumáticas
La teoría que afirma la existencia de un evento traumático, en algún punto de la vida del paciente, que originó la fobia. A este proceso se le llama condicionamiento.
Cualquier lesión por una caída desde una cierta altura puede ser muy peligrosa ya que puede terminar con dislocación, laceraciones, fracturas o incluso traumatismos craneoencefálicos. Son los detonantes del miedo a las alturas.
La psicopatología utiliza la teoría de diátesis-estrés como explicación del porqué una caída resulta en una fobia adquirida y en otro no.
Afirma que debe existir una predisposición genética (diátesis) que favorece el desarrollo de una fobia tras un evento traumático (estrés). Eso explicaría las diferencias entre individuos que han experimentado traumas relacionados con caídas.
Sin embargo, existen limitaciones ya que un estudio publicado por el Instituto de Psiquiatría de Virginia hizo una evaluación extensa de la data que afirma la sustentabilidad del modelo diátesis-estrés.
Determinaron que el modelo puede que no sea aplicable no sólo para el origen del miedo y fobia a las alturas, sino también para toda fobia.
Por ende, es posible que una fobia es un miedo que puede manifestarse sin evento traumático asociado.
Disfunción en el equilibrio
En el oído interno se localiza el sistema vestibular. Se encargan de indicar al cerebro y cerebelo sobre la posición actual del cuerpo con relación al espacio.
Es decir, si nos encontramos acostados, sentados, caminando, o dando vueltas. A esto se le llama propiocepción. El oído, la visión, los músculos y articulaciones son los encargados del equilibrio.
Pacientes con disfunción vestibular o del equilibrio en general, describen un miedo o ansiedad a las alturas.
No debe confundirse con el vértigo que es más común, especialmente en alturas muy elevadas. El equilibrio es mucho más que la visión y, al estar muy elevados, nuestra vista pierde un punto de referencia estacionario.
Cuando esto ocurre, se pierde la sensación de equilibrio, produciendo mareo y ansiedad. Por ende, el tratamiento que busque mejorar la disfunción vestibular podría tener un efecto positivo en ese miedo secundario a las alturas.
En las personas con acrofobia, estos síntomas ocurren incluso en lugares no muy elevadas (por ejemplo, el primer o segundo piso de un edificio).
Mecanismo de autodefensa
El miedo a las alturas es, junto al de los sonidos fuertes, un instinto natural en infantes. No solo en humanos, sino también en otros mamíferos.
Se hipotetiza que la exposición repetida a las alturas durante las etapas críticas de desarrollo reduce este miedo innato a las alturas.
La acrofobia pudiese ocurrir en las personas que nunca lograron superar esta etapa del desarrollo por ausencia de la exposición necesaria a sitios con cierta altura desde temprana edad, tales como un balcón.
Autosugestión
Formas leves o moderadas de la acrofobia pueden resultar de la observación de caídas desde una cierta altura, ya sea en películas, televisión o incluso situaciones de la vida real.
El miedo a las alturas puede también ser adquirido observando el pánico que sienten otras personas hacia las alturas.
Estos dos estímulos podrían manipular los pensamientos y emociones de la persona que desarrollaron una fobia a las alturas incluso sin haber experimentado una situación traumática.
Síntomas de la acrofobia
La acrofobia severa es una condición no frecuente.
Por otro lado, es común observar en la mayoría de las personas, formas leves o moderadas de miedo a las alturas que se manifiestan variadamente.
A continuación, te mencionamos los síntomas más comunes de la acrofobia:
Ansiedad y pánico
Los síntomas psicológicos en las personas que padecen acrofobia se pueden manifestar al encontrarte en algún sitio con cierta altura e incluso con el mero pensamiento de encontrarte en algún lugar así.
La ansiedad ocurre al encontrarse en situaciones como subir una escalera, mirar a través de una ventana, pararse en un balcón o incluso atravesando puentes.
La persona con acrofobia puede incluso sufrir niveles de ansiedad y preocupación altos al solo pensar en toparse con susodichos lugares, caerse y morir.
Tensión muscular
Al igual que muchas fobias, el miedo paraliza a la persona. Se denomina inmovilidad tónica. La persona siente el impulso irresistible de escapar, pero el miedo es tan intenso que no le permite hacerlo.
Se debe a una hiperestimulación del cerebro que busca elaborar una respuesta apropiada frente al desencadenante que es el miedo.
Dificultad para respirar
El pánico que cunde en la persona al encontrarse en un lugar con cierta altura genera la sensación de falta de aire o de no poder respirar correctamente. A esta sensación se le llama disnea.
Es causado por estimulación del sistema nervioso autónomo, ya que aumenta nuestra frecuencia respiratoria. Por ende, la persona toma inhala rápida, pero superficialmente.
Aumento del pulso sanguíneo
Cuando el cerebro se topa con una situación que categoriza como peligrosa (las alturas, en este caso) envía señales al resto del cuerpo para prepararse a actuar.
Esta respuesta se manifiesta como una elevación de la función cardíaca y, por ende, una mayor cantidad de sangre es bombeada por minuto.
Disminución de la presión arterial
Durante los primeros segundos de un ataque de pánico o ansiedad, la presión arterial se eleva como respuesta lógica a la estimulación cardíaca.
Como respuesta a la constricción de los vasos sanguíneos, posteriormente se dilatan. El descenso de la presión arterial viene acompañado con una sudoración profusa y puede llevar al desmayo.
Dolor de cabeza
El dolor de cabeza, o cefalea, son manifestaciones comunes durante o luego de experimentar miedo.
Se desencadena por la liberación súbita de neurotransmisores (sustancias químicas que median las señales eléctricas neuronales) y ocasiona el dolor.
El pensamiento de encontrarse en un sitio alto genera incomodidad, ansias y dolor de cabeza en la persona con acrofobia.
Temblores y mareos
El temblor y la sensación de mareo son comunes. Una persona con acrofobia, al encontrarse en un sitio elevado, pierde un punto de referencia visual que le permita sentirse en equilibrio.
Toda persona experimenta un cierto grado de temblor y mareo al encontrarse en posiciones elevadas. Sin embargo, la respuesta física y psicológica en la acrofobia es más acentuada.
Malestar digestivo
El sistema nervioso y el gastrointestinal guardan una estrecha relación. Situaciones de estrés, incomodidad o miedo generan un malestar estomacal.
Este se manifiesta como retorcijones, sensación de ardor en la boca del estómago, acidez estomacal y otros síntomas similares.
Técnicas para superar la acrofobia
En la actualidad existen diferentes tipos de tratamientos como los psicológicos, los de exposición y los cognitivos para la acrofobia. Aunque es un miedo y fobia muy limitantes, puede ser superado.
El tratamiento de elección dependerá con cuál te sientas más cómodo. Por supuesto, el camino será largo y difícil, pero es posible.
Te presentamos las técnicas y maneras más efectiva de afrontar esta fobia:
Enfrentar la fuente del miedo progresivamente
Primero se debe identificar internamente la razón o motivo por el cual se siente el miedo (muchos de los cuales no tienen un motivo definido o racional).
La exposición a aquellos estímulos y situaciones que producen miedo y/o pánico, se realizan con el objetivo de aprender a controlar esta ansiedad.
Evitar aquellas situaciones a las que tenemos miedo, solo consigue reafirmar el problema de la ansiedad.
La exposición repetida y frecuente, con moderación, alivia las reacciones de ansiedad, que desaparecen a medida que se enfrentan a las situaciones tan temidas.
Primero, debe reconocer su miedo. Hacer una lista lo más extensa posible de aquellas situaciones y locaciones que le producen acrofobia.
La acrofobia es una condición debilitante que dificulta la rutina cotidiana de la persona.
Piense en todos aquellos momentos en los que ha tenido que marcharse por el miedo insoportable. Todo aquello que le gustaría hacer, pero que su cuerpo y mente lo imposibilitan.
Por supuesto, recuerde que las metas concretas y la consistencia son la clave de la superación.
Incremente el tiempo de exposición poco a poco a medida que disminuye la ansiedad. Tome en cuenta que las metas a corto plazo son más efectivas, ya sean diarias o semanales.
Respirar profundamente
La segunda recomendación es el control sobre tu respiración.
Es el fundamento de muchas terapias mentales, como la meditación, que actúan como tratamiento del miedo a corto plazo.
Debes reconocer tu miedo y controlarlo. La respiración se vuelve difícil, pero puede ser controlada al tomar bocanadas de aire, lentas y profundas. Deje de lado la causa del miedo y enfoque sus esfuerzos en controlar su respiración.
Esto relaja su cuerpo y disminuyen los niveles de cortisol. Esto, a su vez, disminuye su frecuencia cardíaca y respiratoria.
Practicar la relajación
Para las personas con acrofobia, incluso pensar en lugares elevados genera pánico y ansiedad.
Sin embargo, debe comprender que es una respuesta física y mental que pueden controlarse con diferentes enfoques.
El yoga, las técnicas de respiración, la meditación y el ejercicio son métodos comprobables que ayudan a lidiar con el estrés y ansiedad.
Incremente el tiempo dedicado a la meditación y recuerde incorporar el ejercicio en su horario.
Evitar pensar en malas experiencias
En ocasiones, una situación traumática es la raíz de la acrofobia.
Por su parte, reconozca que un trauma no debe definir el resto de su vida y a pesar que es un recuerdo amargo, puede ser superado.
Escribir tus pensamientos y la meditación ayuda a superar las malas experiencias al confrontarlas y superarlas.
Recomendamos también el apoyo por parte de profesionales de la salud mental que pueden guiar a la persona a superar sus traumas.
Por otro lado, recuerde que no se encuentra solo. Cientos de personas comparten su miedo.
El hablar de sus experiencias y temores es un paso importante para la superación.
Practicar la hipnosis
Si la fobia no ha cedido o no se muestra mejoría, se ha sugerido que las terapias hipnóticas pueden ser beneficiosas para el tratamiento del miedo.
El subconsciente es un territorio al que no podemos acceder normalmente y, en muchas ocasiones, influencia nuestros temores e inseguridades, alimentándose.
La hipnosis es la alternativa en la que el terapeuta accede al subconsciente permite al terapeuta disociarte de tus emociones extremas, como el pánico y ansiedad, cuando piensas en sitios elevados.
Por lo tanto, tu subconsciente adopta una nueva manera de combatir tu miedo. Eventualmente, el miedo podría desaparecer.
No centrar la atención en la altura sino en el paisaje
Terapias que permiten disociar tus miedos de la situación actual son altamente efectivas.
Para la persona con acrofobia encontrarte en un sitio elevado, es natural tener miedo.
Por tanto, concentra tu atención en su alrededor. Observe, detalle y aprecie su contenido como nunca antes.
Esto dirige el consciente y emociones hacia el aspecto positivo de lo que rodea a la persona y no simplemente lo negativo (las alturas).
